El bisturí caliente

Este grupito de señoras cuarentonas que protagonizan el culebrón Infidels (TV-3) le han cogido gusto a eso de irse desparramando por los dormitorios con imberbes adolescentes. Meses atrás les conté el tórrido acoplamiento entre Joana y el jovencito y tierno Pep. ¡Ah!, pues ahora le ha tocado el turno a Paula, a quien por lo visto le habían entrado celos. El lance es curioso. Un muchacho, Xavier, amigo de su sobrina, y que estudian ambos primer curso de Medicina, se queda prendado de Paula, o sea, se derrite cada vez que ve a la tieta. Y caliente como un mono, se presenta un día en casa de Paula, llama a la puerta, le pregunta, como excusa: «Perdona Paula, pero me parece que ayer me dejé olvidado el bisturí por algún sitio», y ¡patapám!, ya se enganchan enseguida, morro contra morro y les vemos realizar, como preámbulo, una ensalada de lenguas muy jugosa. Y luego, glorioso remate en la sala de operaciones, o sea, el dormitorio. ¡Ahh! Prodigioso bisturí el de Xavier, sí señor. Ardiendo debía estar ese instrumento. Lo más iridiscente, no obstante, no es tanto el polvo entre la cuarentona y el adolescente, sino cómo corrió a contarlo ella, inmediatamente, a su amiga Joana. Le dice: «Acabo de desvirgar a un muchacho de 18 años. Es increíble el tacto de una piel de esa edad. Ese culo, esos músculos...». Y había que ver la expresión de sus ojos, brillando de satisfacción, y todo su cuerpo sacudido por un dulce éxtasis. Curiosa escena entre estas dos amigas cuarentonas. Mimetizan un comportamiento que se nos atribuye a los hombres, y que el feminismo siempre nos afea. Me refiero a ese arpegio, considerado tan machista, que reza: «Lo mejor que tiene acostarte con una despampanante mujer es poder contarlo luego a los amigotes». ¡Ah! Pues ahora resulta que Paula hace lo mismo que lo que siempre nos reprochan.

NADA PASA CON MARTA .- Subida en el andamio de unos delicados zapatitos de tacón, Marta Torné ha estrenado programa en La Sexta. Lo han titulado Algo pasa con Marta. ¡Ah! Es tremendo. No pasa nada absolutamente. Solo nos queda el consuelo de ir viendo el posturismo que va haciendo para irse distrayendo. Hombre, después del buen trabajo de actriz que ha hecho en la teleserie El internado (A-3 TV), verla ahora sumergida en la birria de un plató, nos duele. No es detestable lo que hace. Ni vergonzoso. Pero si sigue en este tipo de arena acabarán pidiéndole que haga lo que hacía en TNT.