TÚ Y YO SOMOS TRES

Qué pena: ¡Apeles está deprimido!

FERRAN Monegal

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Como telonero de DEC (A-3 TV), ha aparecido el negro padre Apeles para contarnos una historieta muy triste. Decía Cantizano, al darle entrada: «Se siente deprimido, hundido, destrozado. ¡Ha pensado incluso en el suicidio!». Y una voz en off añadía: «Las limusinas en la puerta de su casa, los días de vino y rosas, ¡han quedado atrás!». ¡Ah! Diablos, ¿y qué le ha ocurrido a esta criatura?, nos preguntábamos en casa, muy afligidos. Pues lo contó él mismo, la mar de compungido: «Gané millones de pesetas, pero el dinero se ha acabado. No queda nada. No me llaman. Nadie me quiere. Todas las puertas, cerradas. Necesito los platós de la tele. ¡Absolutamente!», y se dolía de tanta desafección y olvido. Hombre, comprendamos la desazón de este clérigo. Añora aquellos tiempos de El puente (T-5), en que salía en plan estrella absoluta y, allí, los contertulios le gritaban: «A ti te dan por el culo todos los días, maricón, putón. Cada noche, al salir de este programa, te tiras a un travesti. Eres la peste», y el sonreía y hacía posturitas; y, así, dejándose zamarrear, ganaba un pastón que le pagaba Gestmusic. Añora aquellas sesiones de Yola Berrocal en Tómbola (se lo conté a ustedes aquí mismo, en noviembre del año 2000), en las que contó que Apeles la hacía vestir de Caperucita, con la faldita muy corta, y la metía en un armario de una habitación de un hotel, y él abría la puerta y gritaba «¡Soy el lobo, soy el lobo!», y escenificaban los dos ese cuento tan bonito, y tan infantil. ¡Ahh! Eran tiempos muy hermosos, sí; y ahora el pobre Apeles, deprimido y sin un duro, ha venido a pedir, a implorar, que la tele vuelva a contratarle para hacer algún numerito. ¡Ah! No se pueden ustedes imaginar la pena que nos ha dado este cura. En vista de caso tan triste, cabe tramitar una súplica a la Conferencia Episcopal, para que le echen una manita. No obstante, ahora que recuerdo, estoy en disposición de darle una alegría. Tengo anotado en mi archivo de ornitología (aquí se lo conté también) que en febrero del año 2001 le fue concedido el preciado título de Guía Turístico de Catalunya. Se lo otorgó el entonces conseller de Indústria, Comerç y Turisme, Antoni Subirà. Hombre, pues manos a la obra enseguida: ahora que Convergència ha reconquistado el poder, que Apeles reivindique inmediatamente su título. Asustan un poco los tours que pueda organizar este cura, pero todo sea por sacar del hambre a un mosén tan valioso. Tan significativo.