tú y yo somos tres

Espíritus puntuales y disciplinados

FERRAN MONEGAL

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Regresa ahoraJordi González(Mas allá de la vida, T-5) con la médiumAnne Germaincolgada del brazo, esa inquietante dama británica que ya salió a finales de julio, junto a la nietísimaCarmen Martínez Bordiú, haciendo una sesión de espiritismo sobre la marcha. ¡Ah! Fue una rara jornada aquella: la británica invocó a su hijo, cuando todos esperábamos que invocase a su abuelo, que hubiera sido mucho más entretenido a la par que acollonante. Ahora la británica ha regresado y se han presentado tres candidatos para sumergirse con ella en la ultratumba:Amador Mohedano, para contactar con su hermanaRocío Jurado; tambiénAlicia Hornos, madre deRocío Wanninkhof, y finalmenteLucía Bosé, que aceptó que la médium invocase a suexLuis Miguel Dominguín. La presencia de la madre deRocíoen este tipo de tétricas martingalas solo puede explicarse a partir del inmenso dolor y eldesballestamientoexistencial que debe sufrir esta mujer y su familia. Lo deAmador Mohedanoes más difícil de comprender: prestarse alshowtelevisivo con el señuelo de invocar a su difunta hermana seguramente tiene una explicación, pero dada mi produnda ignorancia, no la alcanzo. Sirva como pista lo que dijo al comenzar su viaje al más allá, cuando soltó:«He venido porque espero que me den un mensaje de ánimo para seguir para adelante». O sea, parece que su presencia es fruto de la necesidad. Pero lo que ha sido rarísimo de verdad es lo deLucía Bosé: siendo público y notorio el calvario que padeció como esposa deDominguín, meterse ahora en la tele para que invoquen de nuevo al torero, de quien se tuvo que separar por la cafre vida que le daba, es de un masoquismo notable. Por fortuna, la señoraBoséposee un gran sentido del humor, y capeó la situación a base de chistes sobre la marcha, como cuando la británica, esforzandose en crear un clima dramático, advirtió desde ultratumba:«Me dice que le gustaría estar aquí», yLucía, con un desparpajo sensacional, añadió:«No me extraña. Con lo que le gustaban a él las luces y esas cosas. ¡Si pudiera entraría ahora misma haciendo el paseíllo!», y claro, se desternillaba. No obstante, lo más extraordinario de esta velada fue la exquisita puntualidad de todos los espíritus invocados. Con un profundo sentido del ritmo televisivo fueron contactando todos conGermaina intervalos de 10 minutos exactos. Disciplinados. Sin aglomerarse. Sin empujones. Admirable.