tú y yo somos tres

De John Lennon a Tomás Gómez

FERRAN MONEGAL

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El programa más longevo de la historia del telehipódromoestatal,Informe semanal(TVE-1), sigue siendo la referencia, la excelente referencia, de lo que ha de ser una revista, un paisaje informativo, abordado desde el más estricto sentido de la palabra periodismo. Dos ejemplos de esta semana. El recuerdo deJohn Lennon, que habría cumplido precisamente este viernes 70 años si no lo hubiera asesinado un descerebrado en Nueva York en 1980. Ha sido un buen trabajo de esegrand routier, Vicente Romero, que lleva años y años navegando por el mundo, dando un sentido honesto, útil, a lo que todavía queda de ese concepto que algunos quieren dinamitar, ahogar, eliminar, y que se llama televisión pública. Trabajo que se ha completado con una oportuna entrevista aYoko Onopor parte del corresponsal de TVE en Berlín,Miguel Ángel García. Y también hemos visto en esteInforme semanallas pinceladas justas para un retrato fiable de la llamadabatalla de Madrid, esa contienda en el interior del Partido Socialista que ha enfrentado en unas primarias a Trinidad JiménezyTomás Gómez, con victoria de este último a los puntos. Ha sido ejemplar, y reconfortante, escuchar la alocución explicativa deAna Roldán. Hemos oído frases como estas:«Duro revés para Zapatero, el primero desde su propio partido /.../ Ha sido evidente el distanciamiento de Tomás Gómez con la cúpula del partido /.../ Ha habido un claro desencuentro entre las familias socialistas /.../ Los socialistas intentan ahora recuperar la imagen de unidad, pero muchos reconocen que se han dejado heridas». ¡Ah! Celebremos esta claridad, sin tapujos. Hubo un tiempo, sí, en que TVE era la voz de su amo. Aquellos tiempos en que la tendencia de los que gobernaban era forzar la tele pública para que fuera su felpudo. Para silenciar, mentir incluso, ante cualquier lío, problema, conflicto, llámenlo como gusten, que afectase al Gobierno de turno, y a su partido. No voy a cometer la ingenuidad de considerar que la TVE de hoy no padece todavía secuelas de esas prácticas torticeras. Pero es evidente que este retrato que nos han hecho de labatalla de Madrid, dibujando a cada palo aguantando su vela, incluido el palo y la vela del propio presidente del Gobierno, es un síntoma de honestidad informativa que en otros tiempos era absolutamente imposible. Como periodista, lo celebro. Como ciudadano que espera información no adulterada, más todavía.