tú y yo somos tres

Boris, divino y sosegado

FERRAN MONEGAL

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Estimable mutación la que viene experimentandoBoris Izaguirredesde hace algunos años. Superada aquella larga etapa en que se pasaba las noches enseñando el micropene (Crónicas marcianas, T-5), ahora lleva tiempo centrado en las labores de cultivo intelectual sobre sí mismo, y TVE le acaba de poner un programa de entrevistas con un título adecuado:Humanos y divinos. ¡Ah! Es un nombre muy bonito, aunque sobra la primera palabra: conociendo la tendencia deBorishacia la divinidad, con solo haberle puestoDivinoshubiera bastado. Ya había ensayadoBoris, años atrás, en septiembre del 2000, el género de la entrevista. Fue con un programa que le puso Tele 5 y que se llamóEl anfitrión. Aquel era un ejercicio distinto: no era divino, era directamente despendolado. Recibía en casa a criaturas variadas, gente popular y conocida, y cuando llamaban a la puerta resulta que él siempre estaba duchándose, cosa que le permitía aparecer en albornoz y hacer posturitas sobre la marcha.

Curiosamente, el primer invitado de aquel programa del 2000 fueÁlex de la Iglesia, personaje que ahora -junto aRaphael- ha inaugurado también esta nueva aventura televisiva deIzaguirre. Hay que decir enseguida que los 10 años transcurridos desdeEl anfitriónhasta esteHumanos y divinosse notan.Álex de la Iglesia, por ejemplo, ha adelgazado 40 kilos; yBorisha engordado otros tantos enfinezzay sabiduría escénica.

UnBorissosegado que no renuncia a estar divino, eso no, pero que trabaja la conversación con altura, huyendo del posturismo frívolo. Hay que advertir, eso sí, que quien le ha diseñado el plató debe ser un enemigo.Raphael, por ejemplo, advirtió de pronto:«¡Ay! No hay cámaras. Qué divertido». Efectivamente, las cámaras estaban escondidas detrás de unos espejos, en forma de ventanas rectangulares. Eso da muchos problemas de encuadre y, además, cabe advertir que de original no tiene nada: es lo que vienen haciendo los realizadores de laratomaquia Gran hermanoen su jaula de Guadalix desde hace 12 años. También ha sido pintoresca la ubicación de las butacas. En lugar de estar una frente a otra, para conseguir elcara a cara, estaban al biés, en diagonal, con lo cualBorisy sus invitados tenían que hacer contorsionismos para lograr mirarse mientras charlaban. O sea, que el escenógrafo debe de ser un moderno de cuidado. Al margen de estas incomodidades, este regreso deBorisa la tele es celebrable.