tú y yo somos tres

Núria 'la fresita' y Mónica 'la virgen'

FERRAN MONEGAL

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Desventurada vida la de las criaturas que van a la tele en busca de de fama, a costa de ser exprimidas como limoncitos de Sicilia. Es el caso de Núria la fresita, exratoncita de la ratomaquia Gran hermano y Mónica la virgen, también exratoncita de aquel otro reality que se llamaba La casa de tu vida. Se presentaron el otro día en Informe 3 (antes Informe DEC, A-3 TV), desarboladas totalmente, desencuadernadas por dentro, existencialmente hechas polvo, economicamente desfondadas, y con el semblante airado y a la vez dolido. Decía Mónica la virgen, con una rabia interior muy sentida: «¡Quiero un trabajo de una puta vez! ¡Ya!», y se desgañitaba amargamente contando que en cuanto se enteran de quién es, y de que ha sido carne del telecirco, nadie la quiere contratar y le cierran la puerta en las narices. Lo de Núria la fresita fue más desgarrado todavía. Tomó la palabra y exclamó: «Fui la ganadora de un concurso, y luego resulta que no me han dejado hacer televisión. Eso lo ha hecho la cadena a la que he dado tanta audiencia», y muy desesperada remató: «Si no te acuestas con un famoso, ¡no haces televisión!». ¡Ah! Cómo se puso entonces el presentador Jaime Cantizano. Terció enseguida. La interrumpió inmediatamente. Aunque por dentro a lo mejor disfrutaba, y le brillaba de satisfacción el colmillo, porque Fresita cargaba contra Tele 5, que es la cadena enemiga, la insoportable competencia de A-3 TV, la verdad es que Cantizano saltó sobre ella, deteniendo su tremendo discurso, corrigiéndola sobre la marcha, y diciendo: «No, no, no hablemos de cadenas, no, no. Yo te puedo asegurar que muchas personas que conozco no han tenido que acostarse con nadie para hacer televisión». Y ante esta correción, en casa nos partíamos de risa. Efectivamente, eso de muchas personas que conozco no han tenido que acostarse con nadie, es impagable. Confirma, por pura deducción, que muchas no, pero algunas, sí. ¡Ah! La aparición de estas dos muchachas ha servido, sobre todo, para calibrar el grado de hipocresía que la propia tele practica sobre sí misma. Cantizano las presentó con un preámbulo muy bonito. Dijo: «Hay muchos jóvenes que quieren ser famosos. Pero, ¿qué pasa con aquellos que consiguen la fama y luego ven destrozada su vida?». ¡Ah! Qué interesante. ¿Y no les ha ayudado nadie en esta destrucción, amiguitos? O sea, ¿de quién es la culpa cuando acabas exprimido? ¿Del limón o de quien exprime?