tú y yo somos tres

El muerto, y los vivos de parranda

FERRAN MONEGAL

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Son listos a rabiar. Saben cómo atraparnos de manera bárbara. Estoy hablando de ese especial Hormigas blancas que nos presentó Jordi González (T-5) sobre Alfonso de Borbón Dampierre, el príncipe maldito, como lo intitularon en el programa. En realidad se trataba de pasarnos una miniserie, un telefilme en dos capítulos -el próximo miércoles, la segunda parte- sobre la desgraciada vida de este personaje. Pero este tipo de ejercicios de ficción seudohistórica, interpretados por actores, no siempre dan buenos resultados. Eso en Tele 5 lo tienen muy claro. Y la estrategia que idearon, para engancharnos, no fue emitir primero la miniserie, que es lo habitual, sino arrancar con la mesa de cotillas y forenses para que fueran propinando los primeros golpes de bisturí, o sea, un adelanto, un avance de 20 minutos, de la autopsia que ejecutarían después. Fue una estrategia sensacional. Ideal para que no cambiásemos de canal. Dijo Jordi, nada más comenzar: «Para conocer la verdad de este personaje ¡contamos con lo mejor de cada casa!», y allí estaban, desparramados, los mejores para estos trances: Karmele Marchante, Pilar Eyre, Jimmy Giménez-Arnau, Jaime Peñafiel, Beatriz Cortázar y Liberto López de la Franca, que es el jefe de la casa de Su Alteza Real (antes regio bastardo) Leandro de Borbón y Ruiz Moragas y que, además, está en la nómina de T-5, porque trabaja iluminando a los zoquetes de Las joyas de la corona. ¡Ah! Conformaban todos ellos un paisaje atractivamente despendolado. Jordi, para ir haciendo boca, les pidió entonces que definieran con una frase al cadáver que más tarde iban a diseccionar. Escuchamos que decían «solitario, desgraciado» pero, al llegarle el turno a Pilar Eyre, exclamó: «Lo voy a definir como lo definió Marujita Díaz, que fue su amante. Dijo: ¿veis a ese hombre tan aburrido, tan triste y tan amargado? Pues en la cama es lo mismo». ¡Ahhh, qué gancho, qué anzuelo más bien colocado! Y entonces intervino Jimmy Giménez-Ar-nau, y corrigiendo la descripción de Marujita, remató con voz tronante: «Fue un hombre con muy mala suerte y una gran polla. ¡Follaba de cojones!». Llegados a este punto, huelga añadir que en casa nos chupamos todo el programa. ¡Ah! La escuela gastronómica de T-5 es de una efectividad total: sirven antes la salsa que el pollastre. Es un sistema perfecto: vas mojando pan, te vas enviciando, se crea un clima de pringue y de parranda, y ya no puedes dejarlo.