crónica

Dos generaciones que no se odian

Els Pets pasearon su maduro 'Fràgil' y sintonizaron con Els Amics de les Arts en el Poble Espanyol

Lluís Gavaldà (izquierda) y Joan Enric Barceló, de Els Amics de les Arts.

Lluís Gavaldà (izquierda) y Joan Enric Barceló, de Els Amics de les Arts.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

De acuerdo, las distancias entre Lax'n'Busto y Mishima, entre Sangtraït y Sanjosex, son cósmicas, pero el punto de encuentro entre los clásicos del rock català de los 90 y la nueva ola no es tan quimérico: hay complicidades que pueden ser explotadas. Els Pets y Els Amics de les Arts las escenificaron el jueves en el Poble Espanyol en un doble cartel con momentos compartidos que convocó a 3.000 personas en la noche de estreno del ciclo Els concerts de l'estiu.

El boca-oreja ha convertido a Els Amics de les Arts en uno de los nuevos grupos con mayor tirón. Su pop costumbrista, de historias cercanas, giros melancólicos y estribillos tarareables se mostró en su formato amplio, con sección de viento, y desprendió propiedades para seguir creciendo en público. Un recital semejante al que ofrecieron hace un mes en la sala 2 del Auditori, aunque con un arma secreta: Lluís Gavaldà, presentado como «un chico que tienen un futuro prometedor», intervino para aportar su voz a Reykjavik.

Si hay un grupo de la vieja escuela cuya naturaleza le permita sintonizar con los artistas emergentes es Els Pets. Una banda que vive lejos de la nostalgia, que se ha reinventado y basa sus actuaciones en su repertorio reciente, y cuya noción del pop no tiene edad ni sufre estigmas. De las 21 canciones que interpretaron los de Constantí, 10 salían de su nuevo disco, Fràgil, y las otras procedieron de sus trabajos maduros. Solo sonaron tres piezas de aquellos tiempos del rock agrícolaS'ha acabat, Domesticada y Jo vull ser rei.

INTIMISMO Y FIESTA / Sus últimos cinco discos constituyen una carrera en sí misma, y singles contemporáneos para mantener la tensión del recital no les faltan. Aunque lo más cómodo habría sido asumir la actuación dentro de los parámetros de la fiesta mayor, el grupo coló piezas de tono introspectivo, con protagonismo para los textos, como Al seient del costat, Draps de cuina o Les coses com són, que convivieron con estimulantes naturales como Tantes coses a fer, Hospital del mar y Una estona de cel.

Dejaron para los bises el abrazo final a Els Amics de les Arts, que protagonizaron Agost, y el thriller con moraleja de El que val la pena de veritat. También la reivindicación: «Ens veiem demà a la mani!». No nos confundamos: no hay relevo generacional, sino encuentro. Els Pets no se retiran. Y en un país donde es costumbre que cada generación mate a la anterior, no es una mala noticia.