LIMBO 2.0

Viaje a las sedes físicas donde se almacena toda la información de nuestras vidas en internet

La red virtual ha dotado a los ciudadanos de nuevas herramientas que están cambiando la manera como se informan, compran e incluso relacionan con otras personas

Columnas de vapor de agua saliendo de las torres de refrigeración del centro de datos de Google en The Dalles (Oregón, EEUU).

Columnas de vapor de agua saliendo de las torres de refrigeración del centro de datos de Google en The Dalles (Oregón, EEUU). / periodico

JOSEP MARIA BERENGUERAS / Barcelona

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El saber sí ocupa lugar, también eninternet. Todos los 'e-mails', fotos, vídeos y datos que consultamos en la red --y que añadimos a ella-- tienen sedes físicas: inmensos servidores donde se almacena la información de nuestras vidas.

Enviar un mensaje a través deWhatsApp o un correo electrónico. Ver un vídeo enYoutube. Visitar una página web. Enviar un tuit. Subir una foto aFacebook. Rellenar un formulario para realizar una compra 'on line'. Chatear a través deGtalk. Internet ha dotado a los ciudadanos de nuevas herramientas que están cambiando la manera como se informan, compran e incluso relacionan con otras personas. Estas actividades se han integrado en la vida diaria hasta tal punto de convertirse en una rutina, sin darles ningún tipo de importancia, de preocupación. Sin embargo, detrás de cualquiera de estas acciones, de cualquier simple clic, existen miles de pequeños procesos y de actores que intervienen en los mismos, de leyes que nos protegen, de empresas que se ganan la vida prestando estos servicios. Y es que, detrás de la pantalla del ordenador, de la tableta o del móvil, hay todo un mundo virtual pero también físico. Porque la nube no existe.

Para entender lo complejo del proceso es mejor analizar un simple ejemplo: el de un correo electrónico. Para el usuario, es tan simple como escribir en el gestor, presionar enviar y, casi al instante, el receptor lo tiene en su bandeja de entrada.

En realidad, y resumiendo mucho (muchísimo), la vida de ese correo electrónico es bastante más complicada: el correo (en forma de datos) se envía a través de la infraestructura de nuestro proveedor de internet --cable--, viaja a los centros de datos del proveedor de la solución de correo (si es Gmail, los de Google), donde es encriptado, escaneado para ver si tiene virus y duplicado para que no se pierda en caso de fallo, y es enviado de nuevo (volverá a pasar por el proveedor de internet, que lo enviará a través de la infraestructura habitual --cable--), vía internet, hacia el destinatario. Por último, este usuario recibirá un aviso de que tiene un nuevo correo. Todo, en menos de un segundo. Lo mismo pasa con un mensaje de WhatsApp (que hasta hace poco, por cierto, no cifraba los mensajes), visitar una página web, abrir Facebook...

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