Internet intuitivo: Hacer sencillo lo complicado

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Cada persona necesita una solución diferente. No todo el mundo tiene los mismos problemas o necesidades

Tenemos que cambiar el mundo. Y si no es posible cambiar el mundo, al menos sacudirlo de manera intensa. 

Recapitulemos brevemente. La tecnología es cada vez más importante en nuestras vidas. Pronto interactuaremos con las administraciones públicas de forma exclusivamente telemática, haremos reservas de billetes desde nuestras tabletas y controlaremos la cerradura de casa desde el teléfono.

Pero nos estamos olvidando de algo importante: hoy en día existe una generación completamente ajena a la tecnología. Tienen 65, 70 y 75 años. Cambiar de teléfono les produce terror y necesitan a sus hijos y nietos para poder ver unas fotos.

Hoy en día existe una generación completamente ajena a la tecnología

En el artículo anterior analizábamos las principales causas de este rechazo a la tecnología. Se pueden resumir en tres: los problemas físicos, el escepticismo y, sobre todo, la dificultad de aprendizaje. Hoy me centraré en esta última.

Cuando he preguntado a la gente por qué les costaba tanto aprender a usar una computadora, las respuestas han sido las siguientes:

1) Bombardeo de información. ¿Ha intentado buscar la definición de ornitorrinco en Google? Da 725.000 resultados, con anuncios de Google intercalados, imágenes, libros y disfraces de ornitorrincos, vídeos, un mapa, un botón de ajustes, filtros y una barra con una campana que te invita a inscribirte en Google+. En las escuelas se enseña a los niños nadar en medio de esta información. Pero hay mucha gente que se siente perdida.

2) Velocidad de aprendizaje. Cientos de nuevos conceptos -enlace, correo electrónico, página web, presentación, sistema operativo, navegador, Facebook- y miles de nuevas instrucciones -Haga doble clic aquí, pero aquí en cambio, clic derecho; aquí escriba esto; ahora copie y ahora enganche- hacen que estos nuevos estudiantes necesiten mucho tiempo para asentar los conocimientos. Los profesores deben adaptarse a este ritmo ya que ellos no pueden ir a nuestro.

3) Nivel de aprendizaje. Existen multitud de cursos para aprender a utilizar el ordenador y el correo electrónico. Pero aquí hablo de una educación tecnológica completa. El estudiante debe conocer la diferencia entre una página normal y una página cifrada https, debe saber personalizar el perfil de Facebook de acuerdo con sus necesidades de privacidad, debe poder dar de alta una cuenta de Paypal o hacer una compra de un billete en la web de Renfe. Todos tenemos en mente personas de nuestro entorno que, sin ser muy mayores, son incapaces de hacer todas estas cosas.

Cada persona necesita una solución diferente. No todo el mundo tiene los mismos problemas o necesidades. Una propuesta única para todo el mundo no es óptima. Mi proyecto (llamémosle Proyecto C) se asentará en tres pilares: la sencillez, la adaptabilidad del contenido al usuario y la evolución personalizada.

Proyecto C

El objetivo del Proyecto C es muy sencillo: hacer simple lo complicado. Y más concretamente, adaptar cualquier página web a los gustos ya las necesidades de personas diferentes. De este modo, alguien con dificultades tecnológicas podrá acceder a versiones simplificadas de estas páginas web y, a medida que lo desee, aumentar el grado de complejidad.

Por un lado, nuestra solución debe ser sencilla y transparente. Necesitamos un único botón con el que llevar a cabo todas las acciones posibles. También eliminaremos todo el ruido y la información que sobra.

El Proyecto C debe adaptarse a todo tipo de dispositivos: ordenadores, tabletas, móviles, televisiones ... e incluso electrodomésticos. Cada usuario utilizará el Proyecto C en el medio que prefiera.

El Proyecto C también quiere mantener un nivel de aprendizaje atractivo. A medida que el usuario lo desee podrá activar nuevas funcionalidades para ampliar los conocimientos.

¿Como llevaremos a cabo todo esto? Un buen punto de partida sería desarrollar el Proyecto C como una extensión del navegador y hacer que este llegue al máximo número de personas posible. Encontrar un socio como Google o Mozilla Firefox, con un gran potencial de difusión, es un elemento clave del proceso.

La pregunta del millón es si todo esto tiene sentido. Si puede llegar a funcionar. De momento vamos a construir un prototipo y probarlo

Por otro lado, para transformar una página compleja en una versión mucho más sencilla de esta misma, es suficiente utilizar tecnologías como AngularJS o HTML5 + CSS. Pero, ¿quién define el grado de sencillez? ¿Es la versión que yo proponga la correcta? Seguramente no. Para ello pondremos a disposición de las empresas que lo deseen una API y una serie de reglas que definan los diferentes grados de simplicidad.

De esta manera, cualquier sitio web, ya sea YouTube o la Agencia Tributaria, podrá definir lo que considera sencillo, medio o complicado.

La pregunta del millón es si todo esto tiene sentido. Si puede llegar a funcionar. De momento vamos a construir un prototipo y probarlo. Y si en futuras entregas, con más datos en la mano, obtendremos algunas conclusiones. Lo importante es materializar estas ideas.

Entonces ya habrá tiempo de modificar y de arrepentirse. Ahora nos tenemos que abrochar los cinturones que la aventura está a punto de empezar y me encanta.