EL DEBATE EN EEUU

Desenchufen, 'please'

En Nueva York un joven llegó a subir al escenario para cargar su móvil. La ley que veta hablar no se aplica y los artistas dicen basta

Foto con móvil 8 En el Versus Teatre.

Foto con móvil 8 En el Versus Teatre.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Julio ha sido en Estados Unidos el Mes Nacional de Cortesía Móvil pero a más de uno no parece haberle calado la idea que Jacqueline Whitmore, una experta en etiqueta, puso en marcha en 2002. Desde luego no la debía tener en mente Nick Silvestri, un universitario de 19 años, cuando el 2 de julio se fue a Broadway a ver la obra Hand to God y, segundos antes de que empezara la función, pensó que podía aprovechar el único enchufe que tenía a la vista para recargar su móvil. La instalación, pequeño detalle, estaba en el escenario (y para colmo era parte del atrezo).

Personal de seguridad desenchufó el aparato y se lo devolvió pero la cosa no acabó ahí. Una de las actrices tuiteó un par de días después lo ocurrido, en YouTube se colgó un vídeo (grabado en el teatro, cómo no, con un móvil) y se montó tal revuelo que Silvestri acabó convocando una rueda de prensa para explicarse. «No voy al teatro a menudo y no era consciente de que el escenario se considera vetado», justificó.

Si el joven rompió la cuarta pared desde fuera, unos días después lo hacía la actriz Patti LuPone desde dentro en el Lincoln Center. La veterana, que ya en 2009 interrumpió el musical Gypsy cuando saltó el flash de la cámara de un teléfono, llevaba todo el primer acto de Shows for days viendo a una mujer mandando mensajes. En el descanso todo el elenco lo comentó airado y cuando en el segundo acto la mujer siguió, la actriz, tras una escena en la que normalmente da la mano a gente del público, fue hasta ella, le arrebató el teléfono y se lo llevó.

La actriz emitió un comunicado. «Me siento tan derrotada por este tema que me planteo seriamente si quiero seguir en el escenario», confesó. Y luego profundizó en The New York Times. «No sé para qué vienen al teatro si no pueden despegarse del teléfono, les controla, son gente desconsiderada. No sé qué hacer ya. Me contratan como intérprete, no como policía del público».

LuPone no es la única agente de la ley improvisada. Han parado actuaciones para recriminar por usos varios del móvil actores como Kevin Spacey y Hugh Jackman y músicos como Beyoncé o The Lumineers. Y eso que podrían llamar a policías de verdad.

Una ley inútil

En Nueva York, desde el 2003, una ley prohibe hablar por teléfono en teatros, cines, conciertos, bibliotecas, galerías y museos (cuando se pasó la norma no existían Twitter, Facebook ni Whatsapp). El entonces alcalde, Michael Bloomberg, intentó vetar la ley diciendo que sería imposible de aplicar y fracasó, pero lo cierto es que no hay constancia de que nunca se haya usado (con su multa de 50 dólares y potencial expulsión de la sala) .

Como la ley en Estados Unidos prohibe también el uso de bloqueadores de señal salvo por fuerzas de seguridad federales, queda todo en manos de las llamadas a la cortesía y de la buena voluntad.

Para animar la consideración al otro (y a uno mismo) han surgido empresas como Yondr, una start-up de California que ha creado una bolsita que se coge al entrar a la cita cultural. Una vez que el teléfono se mete dentro, la bolsa se sella y el dueño se la queda. Si en algún momento se quiere llamar o textear o se siente una urgencia irreprimible por consultar las redes sociales, solo hay que salir del recinto y hacer que abran la bolsa.