operación internacional

Una treintena de detenidos por introducir hachís en la península desde Melilla

Los grupos usaban embarcaciones y vehículos con dobles fondos para distribuir la droga en Europa

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La Guardia Civil ha desarticulado dos organizaciones que introducían hachís desde Melilla a la península, para su posterior distribución en Europa, para lo que usaban embarcaciones y vehículos con dobles fondos, en una operación que se ha saldado con 36 detenidos y 4 imputados.

La operación se ha desarrollado en Melilla, Madrid, Almería, Algeciras, Granada, Barcelona, Valencia y Amsterdam (Holanda), donde se afincaban los líderes de una de las organizaciones desarticuladas

Además de las detenciones, se han intervenido más de media tonelada de hachís, 22 vehículos de gama alta, una embarcación deportiva, una moto acuática, así como 124.000 euros en efectivo y dispositivos electrónicos.

En el marco de la operación, efectuada en colaboración con Europol, se han efectuado registros en Melilla, Málaga, Almería, Aranjuez (Madrid) y en Holanda, país que, junto con Alemania, era uno de los destinos finales de la droga.

La operación se inició en agosto del 2013, cuando los agentes interceptaron en Melilla importantes cantidades de droga en varios vehículos de alta gama con sofisticados dobles fondos en los que las personas que transportaban la droga viajaban en familia y con sus propios hijos de corta edad para no levantar sospechas.

A raíz de estas interceptaciones, se pudo constatar la existencia de varias personas que disponían de infraestructura en Holanda, donde practicaban dobles fondos en vehículos para trasladarlos posteriormente a Marruecos y cargar la droga.

Una vez que los vehículos llevaban la droga intentaban pasar con ellos por el puerto de Melilla o bien desde Ceuta o Tánger, donde embarcaban con destino a Algeciras para distribuir posteriormente la droga en Holanda y Alemania.

Además de los dobles fondos, se hacía uso de una embarcación que se encargaba de llevar el hachís hasta el mar de Alborán donde se pasaba a otra embarcación encargada de llevarla hasta el puerto de Almería, donde era trasladada en vehículos a una nave para su distribución.

Además, contaban con importantes medidas de seguridad a la hora de usar comunicaciones telefónicas, utilizando para ello un lenguaje convenido para el envío y traslado de la droga.

También disponían de vehículos lanzadera y cambiaban constantemente de ruta para no ser detectados, al tiempo que ocultaban el dinero obtenido por la venta de la droga en los dobles fondos de los vehículos a los que se tenía que acceder de forma electrónica o manual, según los casos.

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