TRÁFICO DE PATRIMONIO
Desarticulado un grupo que expoliaba tesoros arqueológicos en Jaén
Entre los 748 objetos hallados hay una placa considerada una de las primeras muestras del origen de la escritura en la Península
Monedas, pulseras, herrajes, vasijas e incluso lienzos romanos e iberos. Así hasta 748 piezas de “incalculable valor” procedentes de distintos yacimientos arqueológicos de Jaén. Ese es el botín que los agentes de la Guardia Civil han intervenido a seis personas que se dedicaban a vender estos restos históricos a coleccionistas o intermediarios por internet. Todos ellos han sido ya detenidos y puestos a disposición judicial como presuntos autores de varios delitos contra el patrimonio y pertenencia a organización criminal.
La operación Alfaíbero ha permitido rescatar algunos objetos que, según ha explicado el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, “son prácticamente únicos en el mundo”. La investigación, llevada a cabo por el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), comenzó hace seis meses tras tener conocimiento los agentes de una persona que tenía en su poder tres láminas de plomo con inscripciones iberas, una pulsera o herraje romano y una lámina de plomo con inscripciones romanas, que habría obtenido del expolio arqueológico que practicaba junto a unos conocidos. Gracias a unas fotografías de las piezas, el arqueólogo de la Delegación Territorial de Cultura determinó que, “pese a las cautelas” a la hora de valorar este tipo de objetos solo mediante imágenes, se trataban de restos de gran importancia.
A partir de ese momento se inició un dispositivo para controlar la actividad del poseedor de las piezas. Los agentes comprobaron que salía de forma reiterada con detectores de metales a varios yacimientos catalogados en la provincia de Jaén, y que mantenía contacto con personas dedicadas al expolio habitual de yacimientos. En algunas ocasiones, según explican desde la Delegación del Gobierno, los miembros de la organización captaban a personas poseedoras de piezas patrimoniales, “que habían sido obtenidas utilizando detectores de metales o simplemente realizando labores agrícolas, y que cuyos propietarios desconocían el valor real de los objetos que poseían”.
Falsificar piezas
En estos casos, les aseguraban que tenían “un contacto que entendía mucho de la materia”, y pedían a los propietarios que “guardaran sigilo” al tratarse de “asuntos ilegales”. Si las piezas no tenían valor, les eran devueltas, pero en caso de que tuvieran valor económico, les decían que habían sido interceptadas por la Guardia Civil y que se las habían intervenido. Los detenidos estaban en disposición de realizar réplicas o falsificaciones o entregaban incluso objetos “que pudieran parecer de más valor que el entregado” si el perjudicado no aceptaba la versión de que se lo había quedado la Guardia Civil y exigía su devolución.
Según ha informado la Guardia Civil, posteriormente estas piezas eran comercializadas mediante páginas especializadas de internet. Algunas de ellas se vendían a coleccionistas, aunque también a personas que ejercían de intermediarios y las presentaban en eventos especializados donde se obtiene la documentación que legaliza su tenencia e incluso posterior comercio.
Operación aún abierta
El delegado del Gobierno en Andalucía destacó este viernes “el gran valor arqueológico de las piezas encontradas" ya que, según las primeras apreciaciones de los expertos, entre los efectos rescatados “hay algunos que son prácticamente únicos en el mundo”. Es el caso de una placa romana con inscripciones latinas del siglo II o III después de Cristo y, especialmente, otra tablilla íbera que data de entre los siglos III y I antes de Cristo, de la que, según indican los especialistas, "en el mundo puede haber prácticamente sólo entre 30 y 40 de este tipo”. En este caso, además, las primeras estimaciones de los estudios arqueológicos indican que “puede que estemos ante una de las mejores conservadas y, por tanto, es de suponer que refleje el origen de la escritura en la península”.
La operación continúa abierta, dado que los agentes estiman que el material informático y de comunicación intervenido podría aportar pruebas suficientes para, una vez analizado, ampliar la investigación o abrir una segunda fase. Para la clasificación y catalogación de los objetos, la Guardia Civil ha contado con la colaboración de los arqueólogos del Centro Andaluz de Investigaciones en Arqueología Íbera, cuyos informes han sido remitidos a la Autoridad Judicial.
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