EN MÁLAGA

Una mujer maltratada pide ayuda mediante una nota oculta en los deberes de su hijo

Una profesora la encontró y llamó a la Policía, que arrestó al marido

JULIA CAMACHO / SEVILLA

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Su salvación viajaba en apenas medio folio escondido entre los deberes de su hijo de ocho años donde una mujer dejó constancia de su nombre, su domicilio y el calvario de malos tratos y aislamiento que sufría. Desesperada, fue la única vía que una mujer de origen uruguayo y residente en Benalmádena (Málaga) encontró para poder saltarse el férreo control al que la sometía su pareja y pedir ayuda. El hombre fue detenido nada más conocerse la nota y sobre él pesa ya una orden de alejamiento y tiene vigilancia telemática.

La peculiar llamada de auxilio se produjo hace dos semanas. La víctima, según han explicado desde el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), no tenía acceso a redes sociales ni teléfono móvil, ya que todo era fiscalizado por su pareja, de 52 años y también de origen uruguayo. La familia había recalado en el municipio tras pasar antes por varias ciudades españolas.

La mujer vivía secuestrada en su propia casa, según relata la coordinadora del IAM en Málaga, Rosa del Mar Rodríguez. No podía salir sola a ningún sitio, y su marido la acompañaba a la compra o al médico. Cuando él tenía que ausentarse, ella quedaba encerrada en la vivienda. Además de la violencia psicológica, la mujer también vivió episodios de maltrato físico, según avanzó el diario 'ABC',

“Cuando se produce un aislamiento tan fuerte, no es cuestión de un día para otro, sino que forma parte de un ciclo de violencia que empezó antes”, apunta Rodríguez, quien subraya que ese aislamiento le quitó a la víctima “cualquier red de apoyo” a la que acudir para denunciar su situación. “Es una forma de tortura, te va deteriorando y te vuelves más frágil”, lamenta. Por ese motivo, para Rodríguez no resulta extraño que no constase que la mujer hubiera solicitado ayuda o comunicado su situación con anterioridad, dado que posiblemente si hubiera levantado las sospechas del presunto agresor habría provocado una reacción aún más violenta.

Por eso la mujer solo vio una vía de escape: medio folio escrito a mano, con sus datos y los del marido, su dirección postal y un breve relato del sufrimiento que padecía. Y una recomendación a su hijo: que se asegurara de entregar los deberes a la maestra y de que esta los revisara bien.

Así fue. La profesora del pequeño encontró la llamada de auxilio y comunicó los hechos a la dirección del centro, que rápidamente contactó con las fuerzas de seguridad y el Centro de la Mujer. “Este caso es el ejemplo perfecto de que hay que pedir ayuda de la forma que sea y que las instituciones pueden trabajar coordinadas”, resalta la responsable del IAM en Málaga.

EL MARIDO, BAJO VIGILANCIA

La fiscalía y los agentes decidieron, con la complicidad del centro educativo, convocar a la pareja cuanto antes, para descartar que se tratara de una broma. Se les llamó a una cita de tutoría del pequeño, sabiendo que acudirían juntos. El hombre se quedó en la puerta del colegio mientras la mujer entró al despacho de la profesora, donde esperaba además un agente de la Unidad de Familia y Mujer. Ella confirmó el relato de agresiones y vejaciones, por lo que su pareja fue detenida inmediatamente acusado de violencia de género.

El juez ha dictado una orden de alejamiento para el hombre, al que ha impuesto además una pulsera telemática para su control. Mientras, la mujer y su hijo están ya atendidos dentro del plan integral de violencia doméstica, recibiendo asistencia psicológica, jurídica y socioeconómica. Y desde el IAM lanzan un mensaje: “Siempre hay que pedir ayuda, aunque parezca que no va a llegar a ninguna parte, sí llega”, recordando que los organismos de la mujer trabajan en colaboración con otras asociaciones y estamentos para detectar cuanto antes los casos de maltrato.

Por su parte, el subdelegado del Gobierno en Málaga, Miguel Briones, ha destacado que “la propia inteligencia de la víctima a la hora de denunciar de esta manera a su pareja ha sido lo que ha puesto en alerta a todo el sistema, desde la propia docente hasta la Policía Nacional”, alabando además la reacción “ejemplar” de la tutora del menor al comunicar de inmediato el caso a las fuerzas de seguridad. “El sistema ha funcionado y hemos conseguido preservar a través de esas medidas provisionales la integridad de la víctima asegurando el alejamiento del agresor o presunto agresor”, ha subrayado.