Un hombre en la cornisa

Entre las imágenes dramáticas del siniestro de Premià, destaca la de un vecino atrapado por las llamas en un saliente de su casa

Explosión en Premià de Mar

Explosión en Premià de Mar / periodico

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Entre las historias estremecedoras que deja la explosión de Premià de Mar, la más sobrecogedora será, seguro, la que algún día quizás explique el vecino atrapado durante varios minutos, desnudo, en una cornisa del bloque siniestrado. El vecino, a quien nadie ha podido socorrer hasta que han llegado los bomberos, ha visto cómo su vivienda era pasto de las llamas. Un video, grabado desde el piso de enfrente, es el testimonio de su desesperación.  

Un estruendo ensordecedor y una lluvia de cristales. Así recuerda el momento Saturnino Martín, vecino del sexto tercera del número 194 de la Gran Via, donde se ha producido la deflagración. “Ha sido como en esas escenas que se ven en las películas de acción”, explica, todavía consternado. Saturnino, como la gran mayoría de los residentes del bloque, dormía tranquilamente este domingo por la mañana cuando el ruido de la explosión le sacado de la cama. “No se lo puede imaginar... Las ventanas han saltado por los aires y la puerta del piso se ha desencajado”, cuenta este sexagenario, que se ha vestido deprisa y corriendo, con lo primero que ha encontrado. “Ni mis medicamentos he podido coger”, se lamenta.

LO QUE REALMENTE IMPORTA

“Cuando hemos intentado salir de casa, ha habido un momento de angustia porque no podíamos abrir la puerta, que se había salido del marco”, recuerda el hombre, mientras su esposa y su hijo asienten junto a él.  Los Martín han sido una de las primeras familias en acudir al pabellón polideportivo que ha habilitado el Ayuntamiento de Premià para los afectados  por la deflagración, muy posiblemente provocada por una fuga de gas, que ha sacudido a esta población del Maresme. Voluntarios de la Cruz Roja han tomado nota de sus nombres y les han ofrecido ayuda psicológica. “Estamos todos bien, afortunadamente, y eso es lo que realmente importa”, dice la señora, entre aliviada y resignada.

Menos suerte ha tenido Carmen Sánchez, que vive en el bloque contiguo al siniestrado. “Se me ha perforado un tímpano”, cuenta mientras se cubre con la mano el oído derecho. Se nota que le duele. Carmen es una de las heridas leves que han sido ya dadas de alta y, cerca ya del mediodía, no parece haberse recuperado todavía del ‘shock’. "Hemos escapado corriendo a la desesperada ", relata.