OPERACIÓN POLICIAL

La traductora que traicionó a los Mossos

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Los Mossos han desarticulado una banda de ladrones que había asaltado 42 domicilios en Catalunya. En la operación policial activada el 20 de abril han arrestado a 11 personas, de las cuales seis han entrado en la cárcel. El inspector Ramon Grasa, jefe de la División de Investigación Criminal (DIC), ha remarcado que ha sido necesario acreditar que funcionaban como una “organización criminal” para lograr que ingresaran en prisión.

La red criminal estaba dirigida por una albanés de 28 años, que contaba con un equipo que se encargaba de traer a los ladrones de una zona de AlbaniaKrujë, y les facilitaba un domicilio, un coche y documentación falsa. En Krugë, situada en el centro del norte de Albania, “se corrió la voz a través del boca-oreja” de que podía ganarse dinero rápido en España. “Los jóvenes albaneses que vienen se lo toman como un trabajo”, detalla Grasa, “aspiran a retirarse antes de los 30 años y mantener a su familia con lo que sacan dando palos en casas catalanas, aunque les cuesta ahorrar", apunta.

Los Mossos han detectado que han pasado por lo menos 13 ladrones distintos a las órdenes de este jefe. Pero solo han podido detener a 3. Muchos de ellos ya se han ido. El responsable “devolvía” a los que no servían para estos golpes.  

Las joyas y relojes que sustraían se los vendían al propietario de una tienda de numismática de Barcelona. Entre este y el jefe albanés surgió una “relación tan amistosa" que quedaban para comer y podían terminar en un club de alterne. 

LA TRAICIÓN DE LA INTÉRPRETE

Los investigadores contrataron a una intérprete albanesa para traducir las conversaciones telefónicas que habían pinchado. El problema es que esta reconoció la voz de los investigados. Los conocía porque frecuentaba los dos bares de Barcelona en los que se reúnen casi todos los albaneses. La traductora [que lleva unos 10 años aquí] "quiso ayudarlos”, explica el inspector. Fue a su encuentro y les avisó de que los Mossos los estaban siguiendo. La delación, casi frustra la operación policial. 

Afortunadamente, los agentes se dieron cuenta enseguida de que la traductora que habían contratado acababa de traicionarlos. Lo supieron porque oyeron a dos ladrones hablando de ella. En cuanto escucharon su nombre, se dispararon las alarmas. Lo confirmaron cuando los policías que vigilaban a pie de calle sus movimientos percibieron también que alteraron drásticamente sus conductas. La intérprete es una de las once personas detenidas, por un delito de revelación de secretos.