LOS RECURSOS DESTINADOS A LA ASISTENCIA

Catalunya, a la cola de España en gasto sanitario per cápita

Sala de observación de urgencias del Hospital de Vall d'Hebron, ayer.

Sala de observación de urgencias del Hospital de Vall d'Hebron, ayer.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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Aunque los indicadores que calibran la salud de los ciudadanos sitúan a Catalunya, desde que se inició la crisis, por encima de la media española en temas como la atención del infarto, el ictus, el control de infecciones o la cirugía del cáncer, el presupuesto sanitario per cápita de la Generalitat no ha dejado de caer anualmente desde el 2011, y en el 2014 será el tercero peor de España. Solo Baleares y la Comunidad Valenciana destinarán este año menos euros por persona a asistencia sanitaria. El presupuesto catalán del 2014 destina un gasto sanitario per  cápita de 1.095,34 euros.

Una cantidad que queda lejos de los 1.298 euros del 2010, que ya entonces eran considerados insuficientes. Y aún más lejos de los 1.500 euros que, según indicó el jueves a este diario el conseller de Salut, Boi Ruiz, serían idóneos en este momento para sostener la sanidad pública catalana. La clave que permite ambas realidades -una asistencia sanitaria que mantiene la calidad, con un presupuesto menguante- se apoya en tres hechos admitidos por todos los especialistas consultados, incluido el conseller: el enorme esfuerzo de los médicos y enfermeras para que los servicios mantengan o ganen eficiencia con menos dinero, el exagerado recorte salarial que soportan esos mismos profesionales y el notable aumento de las listas de espera de quienes aguardan ser operados de una dolencia o lesión no urgente. Esas tres circunstancias, en cualquier caso, ya han tocado su límite, advierte Miquel Vilardell, presidente del Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB) y asesor sanitario del president, Artur Mas. «Los médicos y las enfermeras ya no pueden asumir más presión asistencial: no se cubren bajas por jubilación, cobran mucho menos que hace tres años... No es razonable pedir más esfuerzo y sacrificio», afirma Vilardell. «El sistema ya no admite más recortes», reitera el presidente del COMB.

LÍMITE DE RECORTES // «Todos los hospitales hemos adelgazado hasta el máximo que podíamos hacerlo y, aunque resulte paradójico, no se ha perdido calidad asistencial. A partir de ahora, cualquier recorte será dañino para el paciente», advierte Antoni Trilla, epidemiólogo del Hospital Clínic y presidente de la Agència d'Avaluació i Qualitat que periódicamente analiza los resultados de salud de los 64 hospitales catalanes. «Cargo no remunerado e independiente», puntualiza Trilla.

En los últimos tres años, el sistema sanitario de Catalunya ha perdido 1.400 millones de euros, en total, de su presupuesto. El del 2014 asciende a 8.290 millones. Es el 40% del dinero de que dispondrá la Generalitat en su conjunto. El salario del personal sanitario se ha reducido, como media, un 20% desde el 2011, merma que explican la desaparición de las horas extraordinarias destinadas a cirugía vespertina no urgente -lo que aumentó las listas de espera- más sucesivos recortes decididos desde el Gobierno y la Generalitat.

30.000 ENFERMOS MÁS // La cirugía no urgente acumulada e irresuelta es, desde el punto de vista asistencial, el agujero negro que pone en evidencia la dificultad con que se aguanta la estructura sanitaria catalana. Los 64 hospitales públicos de Catalunya acumulan en estos momentos una demora quirúrgica que afecta a 180.000 pacientes, de los que unos 79.000 aguardan una de las 14 intervenciones que habitualmente caracterizan las listas de espera (las que tienen garantizado un plazo máximo de retraso). «Son 30.000 enfermos más que en el 2010, cuando la cirugía no urgente tenía a 150.000 pacientes en espera -indicó Boi Ruiz-. Es obvio que son muchísimos, pero si hubiéramos financiado esas 30.000 operaciones, ahora tendríamos 400 millones más de déficit».

Cada hospital ha administrado de forma autónoma el descuento presupuestario impuesto por Salut. Muchos de ellos -Clínic, Mar y  Vall d'Hebron, por ejemplo- presionados por el Servei Català de la Salut para que redujeran sus listas de espera con menos personal y dinero, han pactado con sus profesionales un incremento de actividad quirúrgica -insertando intervenciones en los tiempos libres de quirófano entre dos pacientes, por ejemplo- y extreman los criterios diagnósticos para no pedir más pruebas o analíticas que las imprescindibles. Todo ello, explica el doctor Felip Bory, director médico del Hospital del Mar, de Barcelona, con el objetivo de asumir el menor presupuesto sin perder -o ganando- eficiencia. «Con mucho menos personal, hemos conseguido aumentar el 8% la actividad quirúrgica del hospital -afirma Bory-. Sin que a ningún médico se le haya prohibido solicitar según qué pruebas, ha bajado la cifra de diagnósticos radiológicos y se piden menos análisis, que tal vez se repetían». «Todo eso lo ha hecho el personal», destaca Bory.

Una experiencia similar, igualmente asumida por médicos y enfermería, está permitiendo en el Hospital Clínic que los recortes no alteren la asistencia a los enfermos, explica la hepatóloga Àngels Escorsell, presidenta de la Associació de Facultatius del centro. «Optimizamos los tiempos de quirófano y aplicamos medidas de eficiencia», sintetiza Escorsell. Como el resto, advierte, trabajan más y cobran menos.

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