PROPUESTAS PEDAGÓGICAS

Laila Benaliti: "Va a ser una vuelta al cole muy dura"

La maestra, de origen marroquí, reclama cambios en los libros de texto y menos prejuicios en las familias para conseguir la plena integración de los niños inmigrantes

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María Jesús Ibáñez / Barcelona

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La primera vez que fue al colegio en España, Laila Benaliti acababa de cumplir ocho años y solo hablaba amazig, la lengua de sus padres. Y aunque en Nador (Marruecos), ya había asistido a la escuela, aquí tuvo que empezar de nuevo de cero. "Yo no sabía ni castellano ni catalán, no los entendía más allá de las cuatro expresiones básicas, así que me pusieron en un aula especial, con niños que tenían necesidades educativas específicas", recuerda. "Era 1988 y la mía era la tercera familia magrebí que llegaba al pueblo. Supongo que no supieron qué hacer con nosotros", cuenta. Laila es actualmente maestra de primaria y lleva más de una década dando clases en colegios del Baix Llobregat, un territorio que hoy, 30 años después, sabe muy bien qué significa acoger a alumnos inmigrantes recién llegados de sus países.

Desde aquellas aulas especiales en las que sobre todo se enseñaba el idioma hasta la actualidad (en medio quedan las aulas de acogida, por las que durante una década pasaron más de 170.000 estudiantes), el sistema ha mejorado, claro que ha mejorado. Pero aún queda camino por recorrer, advierte la docente. "La integración verdadera supone la aceptación de las diversas culturas y tradiciones, pero eso debe producirse en ambos sentidos, debe ser una comprensión recíproca, y me temo que hay gente que todavía no está por la labor", comenta.

Los atentados del pasado 17 de agosto en la Rambla de Barcelona y en Cambrils no habrán contribuido (al contrario) a mejorar esa comprensión mutua. "La vuelta al cole va a ser dura", reflexiona preocupada. "El inicio de curso -prosigue- se presenta inquietante y algo incierto para muchos menores musulmanes, porque no sabemos cómo serán recibidos por sus compañeros de aula". Como niños que son, les será difícil explicar algo tan simple como que los ataques fueron obra de unos radicales y quizás les faltarán argumentos para expresar que no todas las personas que siguen el Islam son terroristas, como tampoco, en su momento, todos los vascos apoyaron a ETA ni todos los irlandeses eran del IRA.

"El apoyo de los maestros va a ser muy importante", subraya. Consciente de ello, la Conselleria d'Ensenyament ha distribuido esta semana en escuelas e institutos de toda Catalunya unas orientaciones y materiales didácticos para que los docentes trabajen con sus alumnos sobre lo ocurrido. Según las edades, la Generalitat recomienda abordar cuestiones como la tolerancia, la diversidad religiosa y la no violencia y aconseja prestar especial atención al alumnado de origen musulmán, "porque pueden sentirse señalados o excluidos".

Explicar lo que debería ser conocido

No es fácil ser diferente en la escuela. Y mucho menos en el instituto, una etapa complicada de por sí para cualquier estudiante. "En nuestro caso, el de los musulmanes, nos pasamos la vida explicando por qué las mujeres llevan velo, por qué no comemos cerdo o qué es el Ramadán... Creo que a estas alturas, después de tantos años de convivencia, todo eso tendría que ser cosa sabida, tendría que estar ya superado", lamenta Laila en referencia, no a sus conversaciones con los niños, sino sobre todo con algunos adultos.

Contraria al sistema de aulas de acogida, "que separa a los niños extranjeros durante unas horas al día, de su grupo de clase", esta maestra es más partidaria de que sean los docentes de refuerzo quienes entren en el aula. "Cuando sacas a un niño fuera, lo estás excluyendo", señala. "Las escuelas tenemos muchos protocolos, muchas recomendaciones, pero faltan recursos: psicólogos, psicopedagogos, educadores que, como digo, estén en clase junto al tutor y detecten cómo se sienten realmente los niños". En su opinión, la clave para lograr la plena integración pasa "por conocer las emociones, los sentimientos, las capacidades y las habilidades de cada niño".

Y pasa, también, por conocer mejor las diferentes culturas, con las que se convive a diario. "España y Catalunya han invisibilizado los 800 años de historia común entre cristianos y musulmanes", indica. "Debería haber cambios en los libros de texto y se tendría que cuidar el vocabulario, porque, por ejemplo, ¿por qué se dice que los árabes invadieron la península Ibérica y en cambio que los españoles conquistaron América?".

Otro ámbito con margen de mejora es el trabajo que las escuelas pueden realizar con las familias. "Hay que tratar de implicarlas en las actividades del colegio, y hay que ayudarles a comprender que lo importante es quiénes son y no de dónde son", reflexiona. "La comunidad musulmana en general tendríamos que reforzar nuestra participación en entidades tanto públicas como privadas, ser más participativos y dar visibilidad a nuestras inquietudes tanto en asociaciones vecinales, políticas, clubs deportivos o 'collas geganteras'", proclama.