Violencia en el suburbano

Vlad, el racista converso

ANDREAS GONZÁLEZ / Barcelona

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Cuando, no hace todavía un año, Vladislav T., el menor de 17 años detenido por agredir el pasado sábado a un joven de origen mongol en el metro de Barcelona, comenzó a compartir vídeos, fotos y comentarios de contenido nazi en su página de Facebook, muchos de los amigos que tenía agregados quedaron estupefactos. No daban crédito. El ruso, como se le ha apodado por su origen tras la agresión del suburbano, era entonces simplemente Vlad. Y Vlad formaba parte de un grupo de jóvenes antifascistas y tenía entre sus amigos a chavales de origen latino con los que se mezclaba, aparentemente sin ningún prejuicio, para salir de fiesta o practicar deporte, como explican algunos de sus excompañeros y corroboran fotografías colgadas en las redes sociales.

Algunos chavales de su barrio le recuerdan vistiendo en ocasiones una Harlington oscura -una chaqueta ajustada que suelen llevar los redskins antifascistas-, con unos bordados con simbología anarquista, y unos tejanos a los que hacía un dobladillo para poder calzarse unas botas militares. Los fines de semana, Vlad se juntaba con otros adolescentes de estética parecida, y también con punkies y chavales identificados con el movimiento okupa. Ahora, tras la difusión del vídeo con la agresión al joven de origen asiático, algunos de ellos se han declarado sus enemigos y le tienen en el punto de mira, hasta el punto de que le han dirigido amenazas a través de internet.

Hace un año, Vlad todavía no hacía ostentación de ideas ultraderechistas ni xenófobas, pero ya era propenso, en cambio, a mostrar reacciones violentas, según explicaron ayer a este diario unos chavales de su barrio, lo que hizo que se viera involucrado en más de una pelea.

PESAS Y GIMNASIO / Un «carácter inseguro» y un «sentimiento de rabia», que frecuentemente afloraba, pudieron influir, creen en su entorno, en que comenzara a hacer pesas cuando apenas era un púber y a visitar poco después el gimnasio. Bastantes fotografías que había colgado en los últimos meses en su página de Facebook, que clausuró poco después de difundirse el vídeo de la paliza, le mostraban con el torso desnudo marcando musculatura.

Vladislav era, hasta su detención, un asiduo de la playa del Bogatell de Barcelona y de la porción de arena que se extiende justo entre el espigón del Gas y el parque de la Barceloneta. Ahí existen unos pequeños gimnasios al aire libre, fundamentalmente compuestos por barras fijas, en los que muchos chavales practican el workout o urbansport. Una mezcla de musculación, ejercicios gimnásticos y artes marciales en los que un elemento esencial parece ser lucir abdominales y un cuerpo lo más fibrado posible. Vlad, que también solía correr siguiendo la línea del litoral, se ejercitaba muchos días en estas instalaciones. En algunas imágenes a las que ha tenido acceso este diario aparece practicando junto a chavales de origen latinoamericano, otra prueba de que, al menos tiempo atrás, no mostraba los mismos prejuicios raciales que sacó a relucir en el metro.

'PROYECTO PILLA PILLA' / La conversión del menor, su decantación por los grupos nazis, se produjo después del pasado verano. Fue entonces cuando empezó a compartir contenidos homófobos, xenófobos y de ideología neonazi en las redes sociales, todos ellos ya borrados. Vídeos de vejaciones a homosexuales filmadas en Rusia, parecidos a los que sirvieron de inspiración al Proyecto Pilla Pilla en España, que fue desmantelado la pasada Navidad en Barcelona y con el que han sido relacionados los jóvenes detenidos. O imágenes en las que se veían símbolos nazis, como un casco militar con el emblema de las SS. Y también filmaciones de artes marciales mixtas (MMA, por sus siglas en inglés), un deporte de contacto que incorpora golpes, patadas, llaves y técnicas de una gran variedad de otras disciplinas de combate como el boxeo, la lucha, el full contact y el kickboxing, entre otras. Otra de sus aficiones, según apuntan algunos adolescentes que le conocen.

Además, en internet también fueron colgadas imágenes más o menos comprometedoras. En una de ellas, tomada el pasado invierno, aparece en una pista de esquí de Andorra realizando el saludo nazi con una joven a la que carga a sus espaldas. Ambos, con la cara tapada por unas gafas de esquí y unos pasamontañas. En otra, de fecha desconocida, aparece de noche con el torso desnudo mientras sostiene en cada mano dos envases de gas para recargar mecheros a los que ha prendido fuego para provocar dos grandes llamas.

RÁPIDA IDENTIFICACIÓN / El hecho de que el menor detenido se hubiera relacionado antes con colectivos antifascistas propició que, nada más difundirse el vídeo de la agresión del metro, Vladislav fuera identificado por muchos antiguos conocidos. Algunos le han atribuido, al menos, una agresión xenófoba anterior, aunque el joven carece de cualquier antecedente policial que permita confirmarlo. En cualquier caso, ante la proliferación de insultos en la red, el entorno del menor detenido teme ahora que él pueda ser el agredido cuando sea puesto en libertad.