Videojuegos y apuestas, una combinación nacida para enganchar

Los expertos en adicciones juzgan de alto riesgo la mezcla

League of Legends

League of Legends / periodico

Júlia Albacar / Barcelona

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Casi el 62% de los adolescentes han jugado alguna vez a juegos de azar, ya de forma física o a través de internet, pese a la prohibición de que los menores de edad participen en este tipo de juegos, según un estudio publicado en el 2016 por la Universitat de València y la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR). Aunque la imagen social de un ludópata acostumbra a ser la de un hombre de mediana edad, habitualmente en paro y adicto a las máquinas tragaperras, la realidad es muy distinta. Con la irrupción de las nuevas tecnologías, este perfil ha quedado obsoleto.

Desde la FEJAR destacan que ahora el perfil del adicto al juego es el de un joven de entre 18 y 25 años, estudiante o 'nini' y sin responsabilidades familiares. Internet ha cambiado nuestros hábitos sociales, tanto que muchos menores optan más por las relaciones a través de la pantalla que cara a cara. Paola Bertomeu, psicóloga especializada en trastornos de conducta, explica que "dentro de los videojuegos, niños y adolescentes pueden crearse una nueva identidad, pueden ser otra persona. Y si esto se combina con una falta de autoestima, es cuando surgen más fácilmente las adiciones".

Otro factor que suma es el que apunta el doctor Manuel Armayones, especialista en 'e-salud'. "Hay una normalización del juego de azar. En primer lugar, porque existe menos sanción social por ver a un menor apostando a través de un ordenador que a un adulto en un casino -explica Armayones-. Y en segundo lugar, porque se nos está bombardeando diariamente con publicidad que favorecen esta normalización. Si, por ejemplo, un niño aficionado al fútbol ve publicidad sobre apuestas en un partido de su equipo favorito, ¿cómo lo va a asociar a algo negativo?" 

Sin embargo, el principal problema surge cuando se mezclan ambos mundos, videojuegos y apuestas. "Te engancha la competición con los demás, tener una nueva identidad, y además te conduce inevitablemente a apostar. Está todo preparado para engancharte", cuenta Armayones. El perfil de los menores que más fácilmente pueden padecer adicción al juego acostumbra a ser el de introvertido o con problemas para relacionarse. Bertomeu indica que son "niños reservados, a quienes les cuesta gestionar emociones, pero que a través de una pantalla tienen otra identidad, más valiente o más sociable".

Generalmente, la ludopatía se desarrolla a partir de la adolescencia, cuando la falta de autoestima puede aflorar con intensidad y la influencia de amigos e ídolos se acentúa, aunque tampoco hay una edad específica. Los síntomas para la detección de posibles problemas de ludopatía en menores "no difieren mucho de los de otras adicciones", comenta Armayones. Problemas de control, dejar de relacionarse con amigos o familia, trasladar la vida a internet, agitación, nervios... "Son los signos de un trastorno de abstinencia, como cualquier otro", explica Bertomeu.

Sobre el tratamiento, tanto Bertomeu como Armayones coinciden en que pasa por la prevención. "Sobre todo, hay que enseñar a hacer un uso responsable de internet -comenta Bertomeu-, pero no prohibirles que se conecten, ya que, para los niños y adolescentes de hoy en día es su forma principal de comunicación". Añade también que en las escuelas e institutos se deben realizar talleres de habilidad social, para que los menores puedan saber cómo afrontar los problemas y mejorar sus relaciones personales, y, sobre todo, para evitar que busquen refugio en falsas identidades.