Reforma de la dispensación de medicinas

La vida sigue igual

Los vecinos de Vallfogona de Balaguer no notarán el cambio, porque el farmacéutico siempre ha atendido las urgencias a todas horas

ROSA MATAS
VALLFOGONA DE BALAGUER

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A Montse Solsona no le preocupa que la farmacia de su pueblo, Vallfogona de Balaguer (Noguera), no haga guardias. «¡Nunca he comprado aquí por la noche! Si he tenido que ir al médico de noche a Balaguer, he ido allí a la farmacia»,explica en la puerta.

Ella recuerda bien cuando se instaló la oficina, hace 26 años, en este pueblo de unos 1.600 habitantes, y lo que supuso para mucha gente.«Estábamos muy contentos, porque nos daba la tranquilidad de poder comprar las medicinas en el pueblo».

Los tiempos de la lencería

Antes de ello, Montse y la mayoría de sus vecinos recurrían a una tienda de lencería del pueblo para encargar los medicamentos.«Había un matrimonio que vendía lencería, pañuelos, de todo un poco. Las medicinas que nos recetaba el médico se las pedíamos por la mañana y nos los traían por la tarde de Térmens o de Lleida», recuerda. Y explica que Laura Arnó, la tendera, y su marido -fallecido el año pasado- no les cobraban por ello.«Para ellos también era negocio, porque al ir a encargar las medicinas o al recogerlas muchas veces acababas comprando algo en su tienda», apunta.

Eran otros tiempos, no todo el mundo tenía coche y era más complicado ir a poblaciones más grandes.«Era diferente. El único problema era que tenías que esperarte hasta la tarde para empezar a medicarte», recuerda Montse.

Hace 20 años, Josep Aiguabella compró la farmacia a su hermana. En todo este tiempo, como muchos farmacéuticos de pueblo, ha atendido fuera del horario cuando se le ha pedido si era una urgencia.«Si te conviene lo llamas. Es un servicio que hace desde siempre». Así lo cuenta Maria Altisent, que acaba de comprar las medicinas que le ha recetado el médico del pueblo. El consultorio está en la misma calle que la farmacia.

Hasta los domingos

En estas dos décadas, solo una vez ha tenido que levantarse en mitad de la noche para vender medicinas estando de guardia. Sin estarlo, algunas veces más, aunque tampoco muchas,«unas 15 o 20».Y seguirá haciéndolo, pero su última guardia fue en julio. Espera no tener que hacer ninguna más.

La alcaldesa, Maria Sarret (CiU), está convencida de que la eliminación de la guardia no va a tener ninguna incidencia en Vallfogona y que el servicio farmacéutico seguirá estando garantizado:«Continuará todo como hasta ahora, igual. Seguro que Josep, como ha hecho siempre, seguirá ofreciéndose a despachar cuando haga falta. Incluso muchos domingos abre si alguien se lo pide».