Gente corriente

Victòria Peñafiel: "La madre primeriza tiene la sensación de ser una inútil"

Fotógrafa de recién nacidos. Su estudio sirve como espacio de catarsis donde aflora lo mejor y lo peor de la mater/paternidad.

«La madre primeriza tiene la sensación de ser una inútil»_MEDIA_2

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GEMMA TRAMULLAS

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Madre de tres hijos y una cuarta en camino, retrata en su tránsito hacia este mundo a unos seres que solo hace unos días que respiran y en los que aún late la herida del cordón umbilical (www.victoriapenafiel.com).

-Estas fotos me recuerdan a¿

-¿A la famosa Anne Geddes? Ella fue la pionera y la que popularizó la fotografía de recién nacidos y bebés, pero también creó el cliché del bebé vestido con un gorro de vaca o dentro de una calabaza de Halloween.

-¿Y usted qué imagen busca?-Mi intención es reforzar la idea intrauterina. Una semana después del parto los bebés aún conservan el instinto de estar muy apretaditos y tienen una capacidad postural increíble, parecen de goma. Si me dan vía libre, intento hacer fotos que no solo sean el niño durmiendo. Me gusta cuando bostezan o las muecas que hacen cuando están en la fase REM del sueño. Una vez una madre me pidió una foto de su hija llorando: «Ella también llora, es parte de la realidad y quiero recordarlo».

-¿Cómo se especializó en este tipo de fotografía?

-Hasta hace tres o cuatro años yo era traductora y escritora. Me pasaba entre ocho y doce horas diarias frente al ordenador, absolutamente sola. Necesitaba salir a la calle y hacer algo diferente y durante el embarazo de mi tercer hijo empecé a fijarme en este tipo de fotos. Me pareció que era superfácil y resultón, pero no contaba con que los niños te huelen, se despiertan, se molestan, hacen pipís y cacas en el momento más inesperado y, sobre todo, no contaba con el factor humano.

-¿Qué quiere decir?

-Que tratas con padres que en su mayoría son primerizos, que las madres están hormonalmente revolucionadas, tienen las emociones a flor de piel y pueden estar viviendo un momento álgido de su vida, pero también un momento muy chungo. Tienes que atender a la criatura pero sobre todo tienes que atender a los padres. Yo no estaba preparada para esta relación cara a cara, pero a fuerza de mantener conversaciones muy íntimas y filosóficas durante las cuatro o cinco horas que duran las sesiones me fui curtiendo.

-¿Por qué el nacimiento de un hijo puede ser un momento «chungo»?

-Por aquí pasan todo tipo de experiencias: embarazos buenos y manos, partos naturales, vaginales, por cesárea, programados, niños con complicaciones... Como en las películas, pensamos que todo irá rápido y bien, pero a veces la realidad nos da una bofetada. Además de las complicaciones médicas, estás conociendo a una persona nueva que se comunica contigo de una manera muy animal y visceral y tú tienes que aprender a interpretar sus señales.

-¿Qué es lo que más angustia a las mujeres que pasan por su estudio?

-Cuando eres madre primeriza tienes la sensación de ser una inútil. Médicos, familiares y amigos tendrían que dar menos consejos y más apoyo a las madres; decirles que todo irá bien, que pueden hacerlo, porque con el tiempo cada una irá encontrado su manera de hacer las cosas. En esto no hay un santo grial.

-¿Han influido todas estas conversaciones en su propia maternidad?

-A partir de las experiencias de madres, padres, médicos, comadronas,doulasy abuelas he hecho una evolución psicológica en mi forma de ver el proceso de formación de una nueva vida. Tuve tres embarazos en tres años, los tres partos fueron muy rápidos, y la crianza, muy atropellada. Quería tener un cuarto hijo para transformar toda esta experiencia en energía positiva y poder disfrutar más todo el proceso.

-¿De cuántos meses está?

-Pues no sé... De seis, me parece. Salgo de cuentas en septiembre.

-Como se nota que es el cuarto. ¿Se puede saber cómo se las arregla?

-No lo sé, la verdad. Con los tres bebés trabajaba sola en casa y escribía con una mano y daba el pecho con la otra. Lo gracioso del caso es que yo no era de bebés, ni me consideraba especialmente madraza, ni tenía un instinto maternal exacerbado, no era una cosa meditada. Puedes influir sobre lo que te está pasando hasta cierto punto, en función de la información que tengas o de tu carácter, pero al final sales adelante con lo que te ha tocado vivir.