Gente corriente

Victor Martin Font: «No hablamos de salir al campo a abrazar árboles»

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MAURICIO BERNAL

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El punto de partida es una idea bien sabida, repetida hasta el hastío e incorporada casi como un mantra al ADN del hombre de nuestro tiempo; pero al mismo tiempo desatendida, o al menos aparcada desde inmemoriales tiempos porque bueno, porque en fin, porque ya veremos y porque ya llegará el día: que la rutina es nociva para la salud. La rutina es nociva para la salud y todos saben que hay que escapar de esa peste, cuya capacidad de mermar es terrible, pero no se hace o se hace mal, o se hace a medias. Así que aquí están, Victor Martin y su propuesta para desconectar (www.desconnexions.com).

Desconectar, eso que anhela todo el mundo, él lo ha convertido en el proyecto para ganarse la vida.

-¿Qué pasa con la rutina? La rutina te convierte en un personaje. No te deja tiempo para pensar en nada.

-Luego hay que tomarse un tiempo para pensar. Pero no en la ciudad, no en tu entorno habitual. Yo creo en el contacto con la naturaleza. Estoy convencido de que la naturaleza es el medio más rápido de llegar a un estado de tranquilidad y equilibrio contigo mismo.

-¿Se trata de eso? ¿Tranquilidad? ¿Equilibrio? Se trata de encontrar la tranquilidad y el equilibrio desconectando. Pero no de desconectar para permanecer desconectados, no. Desconectar para volver a conectar.

-Cuénteme, ¿qué lo hace a usted un entendido en estos asuntos? No soy solo yo, que quede claro, somos un equipo de personas, psicólogos incluidos. Yo en particular llevo toda la vida en contacto con los animales, como educador ambiental en el Pirineo y como responsable del equipo de halconeros del aeropuerto de El Prat, entre otros. Luego, antes de empezar esto, hice varios cursos de desarrollo de personas y equipos. Y que conste, sobre todo, que nos mantenemos alejados del misticismo que suele rodear con frecuencia el tema de la naturaleza. No hablamos de salir al campo a abrazar árboles.

-Pero sí es un escape hacia la naturaleza. Una desconexión. Una huida, sí, a la naturaleza, para recordar de dónde venimos y para restablecer el equilibrio con nosotros mismos y con nuestro entorno.

-¿Y cuál es la diferencia con irme yo por mi cuenta a la montaña, o a la playa…? La presencia de un desconector, de alguien que está allí para cuestionarte, para preguntarte cosas que quizá hace tiempo que no te preguntas; además de una serie de actividades, claro. Es un proceso personal o un proceso de equipo, y el desconector está ahí para hacerlo posible.

-¿Un guía? Un desconector.

-Me contó que trabajan sobre todo con empresas. Con empresas, sí. Nos llaman muchos directores de recursos humanos a decirnos eso, que tienen un equipo de trabajadores que necesitan desconectar.

-¿Le cuesta, a la gente? Bueno, muchos lo primero que preguntan es la clave del wifi, sí.

-Porque desconectar implica desconectar de los aparatos, naturalmente. En la desconexión no hay ningún tipo de aparato porque la desconexión es fuera de horas, fuera de móviles y fuera de wifis. Las salidas son sin teléfonos. Los ponemos en una caja bajo llave, aunque muchos son reticentes a dejarlo, siempre.

-O sea, que son un problema, las tecnologías. En su justa dosis no, pero en las salidas invitamos a la gente a que reflexione cuántas horas al día se pasan mirando la pantalla del móvil. No deberíamos dejarnos sobrepasar por la tecnología, pero, desgraciadamente, yo creo que ya estamos sobrepasados.