DELINCUENTE SINGULAR

Una víctima del estafador de mujeres da la cara: "No se detendrá nunca"

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Guillem Sànchez / Eibar

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"Hay muchos estafadores, pero creo que Francisco Gómez es único. Aunque tal vez lo crea porque es el estafador que me ha timado a mí". Rosana (34 años) sabe mejor que nadie de lo que es capaz el llamado estafador de mujeres, un impostor camaleónico que ha fingido ser técnico del Barça, sargento de Salvamento Marítimo o piloto de aviones para engañar y robar al menos a 25 víctimas, las que han denunciado, de varias ciudades españolas.

Rosana acepta una entrevista con EL PERIÓDICO, y se convierte así en la primera afectada que aparece con su nombre real y a cara descubierta, porque puede ayudar a que "todo el mundo sepa quién es". Está convencida de que nada le detendrá, y continuará "haciendo daño" en cuanto salga de la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava), donde actualmente está encerrado. "Seguirá estafando porque es lo único que sabe hacer en esta vida".

Un jugador entre ludópatas

Rosana vio por primera vez a Francisco Gómez a finales del 2002. O tal vez fuera a comienzos del 2003. El impostor, que ya era un prófugo habitual de la justicia a pesar de no haber cumplido todavía los 30 años, entró en Urko, una sala de juegos de Eibar (Guipuzkoa), en la que ella trabajaba de camarera.

Desde la barra de ese local, a Rosana, acostumbrada a convivir durante años con personas absorbidas por la fuerza de gravedad de las tragaperras, le llamó la atención de Gómez que, aunque se pasara el día entero en la sala gastando más que nadie, nunca se comportó como el resto de ludópatas. Una persona enganchada "no para de jugar mientras tenga monedas". Gómez, a pesar de que sentía devoción por una máquina Gnomos, jugaba con aire más distraído, estaba más pendiente de todo lo que sucedía dentro del Urko y, sobre todo, era capaz de dejarlo cuando todavía disponía de mucho efectivo. Y se aseguraba de que todos vieran que su cartera estaba tan llena de billetes que cerraba por los pelos. "Siempre dejaba que el dinero hablara por él al principio”, recuerda. Su talento innato para relacionarse con las personas entraba en acción después.

La primera vez que Rosana vio al hombre que arruinaría su vida pensó que le caía bien. Él le dijo que se llamaba David Hernández y que era piloto de aviones. Ella le creyó. Años más tarde descubriría que le mintió desde ese instante, cuando le arrebató todos los ahorros de su familia e hirió de muerte la relación que mantenía con el hombre con el que planeaba casarse.

Un tipo encantador

"Nos hicimos amigos, buenos amigos", dice ahora Rosana, sin impedir que asome algo de tristeza. A diferencia del resto de mujeres que han caído en sus redes, a ella no trató de seducirla. "Compartíamos muchas cosas, como la pasión por la Fórmula 1", dice, durante una época en la que acababa de nacer la estrella de Fernando Alonso.

Inspirado por la fama del piloto asturiano, el impostor sintió la necesidad de cambiar de uniforme. Desde la barra de aquella sala de juegos, Rosana le vio fingir que aparcaba su traje de comandante de vuelos tripulados para entrar en la escudería de Ferrari. El cambio, explicado con su locuacidad, pareció creíble. Sobre todo para los que lo apreciaban, como Rosana. "Me regalaba gorras, calcetines, llaveros… de Ferrari". Muchos de los obsequios iban firmados por Kimi Räikkönen. El garabato, en realidad, también lo había hecho Francisco.  

Un prófugo incansable

Cuando Francisco llegó a Eibar ya había estafado a diversas personas. Consta el caso de una mujer de Ourense a quien sedujo antes de proponerle montar una agencia de viajes -ficticia- en Galicia. Le sacó unos 10.000 euros. Entre las montañas de Eibar, un pueblo industrial vasco, y cerca de su Vitoria natal, se sintió seguro durante cuatro años. Empezó una relación -presuntamente- sentimental con una mujer de Soraluze (Guipuzcoa). No tuvo que huir hasta que su adicción al engaño -no a las tragaperras- hizo que las cosas terminaran como siempre lo hacen con Francisco.

Al padre de su novia le estafó 100.000 euros ofreciéndole una casa inexistente en la Rioja. A su propia compañera, le birló otros 42.000 euros. Con ese dinero se compró un Ferrari, que puso a nombre de su suegro -sin que este lo supiera-. A otros dos vecinos de Soraluze los engatusó para que le dieran 121.000 euros y 50.000 euros, respectivamente, prometiéndoles más casas ficticias, también en la Rioja. Rosana y su prometido se convirtieron en el último golpe que Francisco dio antes de esfumarse de Eibar.

Toma el dinero y corre

"Nos dijo que conocía al promotor de unos pisos que valían 400.000 euros y que podríamos comprar uno por solo 80.000 euros. Mi novio y yo reunimos 70.000 euros. Y se los dimos", recuerda. Rosana le dio el dinero en una cafetería. Él lo cogió y se marchó enseguida para "ingresarlo en un banco cercano". Tres horas más tarde, después de haber depositado todo el dinero de su futuro, y también el de su novio, en las manos de un 'amigo', Rosana recibió una llamada que a punto estuvo de detenerle el corazón. Era una compañera de la sala de juegos. "Me pedía que andara con cuidado si hacía negocios con Francisco, en Eibar se comentaba que había estafado a varias personas". Rosana colgó y llamó a Francisco."Ya no respondió". Nunca volvieron a hablar.