Delito medioambiental en explotaciones de sal

Varapalo judicial a la mina de Súria por contaminar los acuíferos

Una jueza condena a directivos y técnicos de Iberpotash a cárcel y a regenerar la zona

Residuos de una explotación de sal de Iberpotash.

Residuos de una explotación de sal de Iberpotash.

J. G. ALBALAT / BARCELONA

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Una jueza de Manresa ha impuesto dos años de cárcel a tres directivos y técnicos de las minas de sal de Súria y de Sallent (Bages), gestionadas ahora por la empresa Iberpotash, por contaminar las aguas de la zona a raíz de la mala gestión de sus residuos, que depositaban en enormes basureros no debidamente impermeabilizados, lo que provocaba la filtración de sustancias tóxicas. También los vertían sin permiso en colectores. Los acusados deben costear la recuperación de los pozos afectados. La investigación policial se inició en 1997 por la queja vecinal y de una plataforma ecologista.

La magistrada Gloria Pérez Padilla ha condenado a Rafael Eduardo Sánchez Illera, que había sido director técnico de las empresas Súria K y Potasas del Llobregat, que fueron adquiridas en 1999 por Iberpotash; Antonio Sánchez Espina, técnico encargado de supervisar aspectos medioambientales, y José Membrillera Gorostidi, consejero delegado de las citadas empresas antes de ser vendidas a Iberpotash.

Además de la pena de prisión, la sentencia impone a los acusados, a los que se aplica la atenuante de dilaciones indebidas, una multa a cada uno de 13.500 euros. También les condena a sufragar el coste de la recuperación ambiental hasta eliminar la elevada salinidad y los compuestos orgánicos que presentan los pozos de la zona contaminada, cuyas aguas no pueden ser destinadas actualmente al consumo humano o del ganado.

La sentencia ordena detener y paralizar los vertidos tóxicos provenientes de los escombros y «tomar todas aquellas medidas de restauración» necesarias para preservar «el equilibrio ecológico perturbado». Los propietarios de los pozos y fuentes particulares afectados deben ser indemnizados. Si no lo hacen los acusados, lo hará Iberpotash.

Gestión deficiente

La jueza afea a los condenados su «deficiente gestión» de los basureros de residuos salinos (algunos de hasta 27 hectáreas), tanto en las mimas de Súria como de Sallent, lo que originó vertidos no autorizados que afectaron «muy negativamente» a las aguas superficiales y subterráneas de la zona, «con el correspondiente peligro relevante de carácter medioambiental y contra la salud pública». El fallo remarca que esa «deficiente gestión» se llevó a cabo debido a la «consciente falta efectiva de medidas de corrección ambiental».

La sentencia recoge informes que ponen de relieve los daños causados por los lixiviados (sustancia tóxica) que provienen de los depósitos, que no solo contenían residuos mineros, sino también desechos sometidos a procesos industriales. Según estos dictámenes, esgrimidos por el fiscal Antoni Pelegrín, la media de lixiviados que circulaba entre los años 1997 y 2001 en el depósito de Súria era de 85.940 metros cúbicos, lo que supone un 37,8% del total de residuos generados por la mina.