La gestión sanitaria

Vall d'Hebron acota la asistencia a extranjeros sin tarjeta sanitaria

Unos pacientes aguardan su turno en el servicio de urgencias del Vall d'Hebron, ayer.

Unos pacientes aguardan su turno en el servicio de urgencias del Vall d'Hebron, ayer.

ÀNGELS GALLARDO
BARCELONA

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La dirección médica del Hospital de Vall d'Hebron ha decidido afrontar el espinoso asunto de la asistencia médica que el centro presta a ciudadanos extracomunitarios de paso por Catalunya, sin domicilio censado ni tarjeta sanitaria catalana, española o europea, que acuden a sus servicios de urgencia y son atendidos de dolencias que, según explican, casi siempre son graves pero no urgentes. Un comunicado interno remitido el pasado viernes a los jefes de servicio de Vall d'Hebron insta a los médicos a que antes de confirmar la asistencia a enfermos sin tarjeta conecten con la unidad de atención al ciudadano y con el servicio de facturación del centro, con el fin de averiguar quién pagará el proceso sanitario que están a punto de iniciar.

«Si el enfermo está realmente grave primero se le atenderá, sin hacer preguntas, porque tenemos el deber médico de hacerlo así», puntualizó ayer Jaume Roigé, director médico de Vall d'Hebron, autor del citado comunicado. Salvo escasas excepciones, el coste de esa asistencia, que puede incluir cirugía y quimioterapia oncológica, no es recuperado por el Servei Català de la Salut, ya que ese reembolso solo se produce si el enfermo es europeo o pertenece a un país con el que el Gobierno español ha establecido convenio de intercambio sanitario. «Esos convenios no existen con la mayoría de países del Este de Europa, de Asia o de África», aseguró Roigé.

EL ICS NO TIENE DATOS /Aunque se trata de una cifra de enfermos escasa -una quincena al año en Vall d'Hebron, indican- suelen coincidir en ser personas a las que se ha diagnosticado una dolencia de riesgo vital y asistencia costosa. El Institut Català de la Salut (ICS), propietario de Vall d'Hebron, desconoce a cuánto asciende esa facturación no cobrada, informó ayer. «Ahora mismo tenemos ingresada en una uci a una joven de Malasia, sin tarjeta sanitaria, que sufre una crisis de leucemia aguda -explicó Jaume Roigé-. Nos ha dicho que vino a Barcelona de vacaciones». Si, por ejemplo, el enfermo sufre cáncer o precisa un trasplante de órgano pero su proceso no exige atención urgente inmediata, los médicos de Vall d'Hebron deberán asegurarse a partir de ahora «de antemano» si el Gobierno del país de procedencia del paciente se compromete a abonar a la Generalitat lo que cueste esa asistencia. Cuando no haya respuesta, el hospital recurrirá a la agencia española de cooperación internacional (del Ministerio de Asuntos Exteriores) o se asegurará de que el enfermo asume, de forma privada, su factura médica. Así lo indica la citada circular interna.

Esta iniciativa, activada a causa del recorte presupuestario que afecta al hospital, ha creado controversia en el colectivo médico. «Nuestra obligación es atender a los enfermos sin hacer preguntas -dijo ayer un jefe de servicio-. No es cosa del médico buscar quién paga la factura. Otro jefe de área consideró que tras esta medida existe una concepción «xenófoba» de la medicina. «¿Qué haremos si una mujer nigeriana recién llegada a Catalunya viene de parto a urgencias?», preguntó. En ese caso, se la ha de atender «sin más», respondieron desde Vall d'Hebron.

LA ÉTICA / Conseguir la tarjeta sanitaria es muy fácil, apuntó un tercer facultativo. Quien tiene un domicilio, puede obtenerla. «Tal vez el abuso en la utilización de los servicios viene por ahí -indicó Jaume Padrós, vicepresidente del Col.legi de Metges de Barcelona-. Los médicos tenemos el compromiso ético y deontológico de asistir al enfermo, pero el sistema sanitario español no tiene filtros que regulen la demanda y eso favorece que sea ilimitada».

Padrós aprueba la iniciativa de Vall d'Hebron, si se preserva la atención incondicional de las emergencias. «Todos sabemos de personas de países con sistemas sanitarios deficientes que, tras saber que sufren algo grave, han venido a Barcelona en busca de un tratamiento que consiguen entrando en el sistema a través de urgencias -afirmó-. Tenemos una actitud paternalista que da pie al fraude. No podemos con todo».