INTERVENCIÓN POLICIAL CERCA DE LA KASA DE LA MUNTANYA, EL 2 DE FEBRERO PASADO

La Urbana acusó en el 2014 a Lanza de jactarse de haber herido al agente

MAYKA NAVARRO / J. G. ALBALAT / BARCELONA

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Mariana, la madre de Rodrigo Lanza Huidobro, relataba esta semana a este diario que prefería tener a su hijo lejos de Barcelona, porque «muchos guardias urbanos le reconocen, le retienen y temo que un día le pueda pasar algo». El 2 de febrero del año pasado se produjo una de esas identificaciones. Bien entrada la madrugada, dos guardias urbanos de paisano identificaron a cuatro jóvenes cerca de la Kasa de la Muntanya, inmueble insignia del movimiento okupa de Barcelona, y entre ellos estaba Lanza. Los agentes acudieron a la llamada de un vigilante de seguridad del parque Güell que denunció que un grupo de jóvenes le había arrojado una piedra. En el atestado policial, de tres páginas, al que ha tenido acceso este diario, los urbanos recuerdan que Lanza fue condenado por lanzar una piedra que dejó tetrapléjico a un agente en el 2006. Y añaden: «Hizo ostentación de este incidente, comunicando a los agentes que él era el autor». Seguidamente, narran que al finalizar la actuación, el joven «hizo el gesto de querer dar la mano a un agente y, al no tener respuesta, Lanza dijo riendo 'Tu compañero [el herido en el 2006] tampoco me pudo dar la mano'». Los policías denunciaron entonces a Lanza por «una falta de daños» y una «falta de respeto o desobediencia leve contra los agentes», y ese mismo día comunicaron la denuncia al juzgado de guardia. El juez la desestimó al punto, ni siquiera citó a Lanza a declarar. Primero, la piedra no había producido daño alguno. Y segundo, la falta de respeto no estaba acreditada o justificada, a ojos del juez.

«Es tan absurdo pensar que alguien que lleva nueve años negando unos hechos se autoproclame ahora autor de los mismos. Pero qué casualidad que fue ante agentes de la Guardia Urbana. Ni le llamaron para declarar, el juez lo desestimó directamente porque entendió que aquello carecía de sentido», declaró anoche a este diario Gonzalo Boye, abogado de Lanza.

Los hechos que recoge el atestado ocurrieron hace un año. Esa pareja de guardias urbanos realizaban labores de «vigilancia», según el atestado, por «los actos incívicos» atribuidosa personas vinculadas a La Kasa de la Muntanya. El vigilante de seguridad del parque Güell advirtió a los policías de que unos jóvenes le habían «lanzado una piedra» y estaban todavía en el recinto. Los agentes narran que llegaron hasta el grupo de jóvenes siguinedo sus voces. Y que estos contaron que habían estado en una fiesta en la Kasa de la Muntanya y que cruzababan el parque para ir a otra casa okupada. Los agentes indican que el punto de lanzamiento de la piedra se encontraba «en la ruta» descrita por los jóvenes.

Rodrigo Lanza vive actualmente en Zaragoza y mantiene con Barcelona una complicada relación «de amor y odio», según explicó el miércoles a este diaro. «También es una ciudad en la que he recibido un apoyo desmesurado y eso pesa mucho en la balanza de las cosas positivas».

Fue su madre la que le animó a dejar la ciudad para evitar «más encontronazos» con los urbanos. Según ese atestado, Lanza se autoproclamó autor del lanzamiento de la piedra que lesionmó gravemente al urbano Juan José Salas. Un hecho por el que fue juzgado y condenado a cinco años de prisión y que siempre desde el 2006 ha negado con absoluta rotundidad.

Durante el interrogatorio policial, ante la magistrada Carmen García Martínez y en la Audiencia de Barcelona, Lanza siempre negó haber lanzado la piedra contra Salas. Admitió que la madrugada del 4 de febrero del 2006 estaba en la calle de Sant Pere més Baix y que se vio envuelto en la trifulca. Tampoco admitió ninguna responsabilitat, ni quiso mostrar ningún tipo de arrepentimiento durante los dos periodos en que estuvo encarcelado en Can Brians en cumplimiento de su condena.

Durante su estancia en prisión, su letrado para asuntos penitenciarios, Jaume Asens, le pidió en reiteradas ocasiones que admitiera una cierta responsabilidad o arrepentimiento para dar opción a que le concedieran algún permiso. «Nunca aceptó ningún privilegio penitenciario que estuviera condicionado a un reconocmiento de culpa. Nunca», recuerda Asens.

APOYO CIUDADANO

Rodrigo Lanza regresó ayer a Zaragoza para «descansar un poco» tras una semana intensa, después de que el sábado pasado el Canal 33 emitiera el documental Ciutat Morta, que niega la versión oficial del 4-F. «En lo poquito que hemos andado en la calle, muchos nos paran para apoyarnos», contaba la madre del joven, agarrada al brazo de Rodrigo.