Uno de cada tres jóvenes acepta la violencia machista de control

El 33% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años inevitable o aceptable en algunas circunstancias la denominada violencia machista de control, aquella que consiste en impedir que la pareja vea a su familia o amistades, no permitirle que trabaje o estudie, vigilar sus horarios y, en definitiva, decirle lo que puede o no puede hacer. El dato figura en la encuesta Percepción social de la violencia de género entre jóvenes y adolescentes llevado a cabo por la Secretaria de Estado de Iguadad y el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) presentada este martes.

La secretaria de Estado de Igualdad, Susana Camarero, ha considerado "alarmamante" el dato porque confirma otros estudios anteriores donde se había detectado una tolerancia alta de las víctimas adolescentes a este tipo de actitudes que "son las señales incipientes" de lo que en el futuro puede pasar a violencia física.

La comparación con la encuesta llevada a cabo el pasado verano sobre el conjunto de la población arroja otro conclusión preocupante: los jóvenes son "algo más tolerantes" con esa violencia de control que los adultos, concretamente tres puntos porcentuales más.

Esa distinta percepción según las edades se observa también cuando se pregunta sobre la situación de la igualdad entre los hombres y las mujeres. El 63% de las jóvenes son concientes de la situación de desigualdad mientras que en el conjunto de la población la percepción es del 71%. Llama la atención que la mayoría de los hombres jóvenes (66%) no crean que exista ningún tipo de discrimación hacia la mujeres un porcentaje que se eleva al 50% cuando se pregunta a los de todas las edades.

Para Susana Camarero, el estudio demuestra que "queda mucho por hacer" en la concienciación de los jóvenes y ha anunciado el lanzamiento de nuevas campañas a lo largo del año 2015.

En contraste con el resto de datos, el rechazo global a la violencia machista alcanza a casi la totalidad de los jóvenes, el 97%, lo que abona la idea de que las actitudes de control no son consideradas como violencia por ese tercio de los encuestados.