REGRESO A LAS AULAS

La universidad abre sin los alumnos de la selectividad de septiembre

Tres estudiantes recorren un pasillo vacío en la facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona, donde aún hay plazas vacantes, el pasado viernes.

Tres estudiantes recorren un pasillo vacío en la facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona, donde aún hay plazas vacantes, el pasado viernes.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Llegarán a la universidad con dos semanas de retraso, en el mejor de los casos. Y si no hay cambios de última hora, pagarán las mismas tasas que los estudiantes que se matricularon en julio pasado, pese a que estos ya llevan 10 días de clases. Los apretados calendarios impuestos por la entrada de la universidad española en el Espacio Europeo de la Educación Superior, o plan Bolonia (que divide el curso académico en cuatrimestres), han obligado a la gran mayoría de facultades catalanas a ir adelantando progresivamente la fecha de inicio del curso académico, hasta el punto de que este año la primera jornada de clase se ha avanzado al 15 de septiembre, la misma que en la educación no universitaria. Eso ha supuesto que los casi 6.000 jóvenes que se examinaron de las pruebas de selectividad los pasados 8, 9 y 10 de septiembre no puedan empezar el curso porque no tienen aún las notas.

De hecho, no las conocerán hasta el próximo jueves, 25, cuando podrán consultar el resultado por internet. Hasta el día siguiente no podrán ir a recoger su certificado a los centros en que cursaron bachillerato. «Así que, como pronto, si se matriculan el mismo viernes, podrán empezar en la universidad el lunes siguiente, 29 de septiembre», reconocen fuentes universitarias.

«Se trata, ciertamente, de una distorsión, tanto para las universidades, que han de mantener los plazos de matrícula abiertos pese a que el curso está ya en marcha, como para los estudiantes, a quienes la adaptación a una nueva dinámica, como es el universitario, supone un esfuerzo adicional», admite Glòria González Anadón, vicerrectora de Docencia, Calidad y Ocupabilidad de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

CADA VEZ MÁS PRONTO

No es el primer año en que los alumnos que realizan las pruebas de acceso a la universidad en la convocatoria de septiembre se encuentran en esta tesitura. La diferencia es que esta vez el inicio del curso ha sido muy temprano: el acto de inauguración oficial del curso 2014-2015 se celebró el pasado 8 de septiembre, cuando la apertura del 2012-2013 había tenido lugar un 17 de septiembre y la del 2011-2012, un 7 de octubre.

«Las facultades que en estas fechas reciben a uno, dos o un número pequeño de estudiantes, apenas ven afectada su actividad lectiva», agrega González Anadón. En estos centros no está previstas, en principio, medidas específicas para facilitar la adaptación de los alumnos que lleguen más tarde, admite González Anadón y corrobora Joan Puigdomènech, vicerrector de Comunidad, Acción Social y Sostenibilidad de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). En las facultades que en septiembre tradicionalmente registran una entrada importante de alumnos (la mayoría del área de Humanidades), se suele trabajar con esa previsión. En la UAB, «los estudiantes de primer curso de estas carreras empiezan algo más tarde que el resto de cursos», mientras que en la UPC, «si el número de alumnos recién llegados lo permite, se abre un grupo para ellos», indican los respectivos vicerrectores.

DESAJUSTE CON EL CIC

Algo parecido ocurre en la Universitat de Barcelona (UB), donde un portavoz del equipo de gobierno recuerda que, en todo caso, es el Consell Interuniversitari de Catalunya (CIC), un organismo en el que están representadas las 12 universidades catalanas y que preside la Generalitat, el encargado de convocar, organizar y evaluar las pruebas de selectividad. «Es a ellos a quienes correspondería modificar el calendario de las pruebas para que no se produzca más esta disfunción», indican las mismas fuentes.

El problema, replican fuentes de la secretaría general de Universitats, es compatibilizar el calendario de las universidades con la organización de unos exámenes que se han de realizar de forma simultánea en toda Catalunya, que requieren de tres días para su realización y en el que intervienen muchas personas. «No son unas pruebas fáciles de preparar, se necesita de una logística muy complicada», reconoce Glòria González Anadón. «Además -agrega Joan Puigdomènech-, las fechas de celebración de las pruebas, las fija, en una horquilla, el ministerio».