UNA INFECCIÓN EN EXPANSIÓN

Una uci lista en el Clínic

Catalunya tiene preparado el protocolo para aislar y tratar a un eventual viajero enfermo

À. G.
BARCELONA

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El virus del Ébola no se ha manifestado nunca hasta ahora fuera de los países centroafricanos, donde cíclicamente arrasa con la población de primates y alcanza núcleos habitados por personas. La elevadísima mortalidad a que da lugar y la intervención de algunas, no muchas, organizaciones internacionales han conseguido contener anteriores brotes, localizados en zonas más rurales que el actual episodio epidémico.

Dado el largo periodo de latencia en que el virus puede permanecer en el cuerpo sin manifestar síntomas -hasta 21 días-, no sería raro ni difícil que un primatólogo viajero, un médico o un cooperante adscrito a alguna organización humanitaria llegara a Barcelona, o a otra ciudad española, tras haber sufrido una infección del virus del Ébola de la que aún no fuera consciente. «Que llegue enfermo, puede ocurrir, pero lo que es altamente improbable es que cuando esa persona empiece a sentirse enferma y acuda a un hospital, los síntomas que manifieste y su circunstancia pasen desapercibidos al personal sanitario», asegura Antoni Trilla, responsable de control epidemiológico en el Hospital Clínic.

La procedencia

El personal de urgencias de los grandes hospitales de Barcelona, al igual que el los centros de asistencia primaria (CAP), el servicio de emergencias y el 061, está alertado sobre los pasos que debe seguir ante aparatosos cuadros de fiebre, postración, vómitos y diarreas sin causa que los justifiquen. «Lo primero que deben preguntar al enfermo es: '¿Ha viajado en las últimas semanas?' '¿Desde qué país?' '¿Qué hizo allí?'», enumera Trilla. «Si el enfermo responde que no ha salido, por ejemplo, de Badalona, sus síntomas, por más alarmantes que resulten, no tendrán la misma trascendencia que si informa que acaba de llegar de Guinea -prosigue el epidemiólogo-. Si procede de África, el médico que lo atiende debe activar el protocolo de emergencia». Y repasar mentalmente si ha estado en contacto con algún fluido corporal de esa persona, ya que esa es la vía de transmisión del ébola. Quien atienda al enfermo deberá vestir traje de aislamiento.

El protocolo antiébola prevé derivar al enfermo sobre el que recae la sospecha de contagio al Hospital Clínic, al del Vall d'Hebron o a Bellvitge, donde disponen de unidades de aislamiento y cuidados intensivos. El Clínic, no obstante, ha sido designado hospital de referencia en Catalunya para atender a un eventual infectado por el ébola y como tal, explica Trilla, cuenta con un circuito de atención específico y el vestuario compacto con que debería protegerse el personal médico y de enfermería que atendiera al paciente. Un traje de difícil colocación, que garantiza aislamiento. Las muestras de fluidos que se tomarán a ese eventual infectado del ébola se remitirían al Instituto de Salut Carlos III, de Madrid, responsable de estos análisis en España.

El aislamiento a que se sometería al enfermo debería impedir la transmisión del virus, por lo que, coinciden los especialistas, no se produciría un brote. El protocolo antiébola incluye citar a los amigos o familiares que hayan estado en contacto con el paciente desde su llegada a Catalunya. Puede ocurrir, admiten los especialistas, que el contagiado llegue al hospital con la enfermedad avanzada, dada la rápida evolución del proceso infeccioso. Las hemorragias, el fallo de riñones, pulmones, cerebro e hígado, y el consiguiente estado de coma, pueden suceder en apenas cinco días. El riesgo de contagio sería elevado en tal caso.