Una prueba diagnóstica detecta los espermatozoides 'rotos'

Las fragmentaciones del ADN son una de las principales causas de que no prospere una fecundación

Observación. Jennifer Pérez, junto a una representación en el ordenador de un espermatozoide con 'cabellera' cometaria.

Observación. Jennifer Pérez, junto a una representación en el ordenador de un espermatozoide con 'cabellera' cometaria.

Antonio
MADRIDEJOS

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CIMAB, una empresa o spin-off creada por investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), ha desarrollado una tecnología muy precisa para localizar rupturas en el ADN de los espermatozoides, un avance que no solo permite diagnosticar estos daños, que son una de las principales causas que impiden la correcta fecundación, sino ayudar al médico a decidir el tratamiento más adecuado y a investigar futuras soluciones. Estas rupturas en el ADN no se observan en los análisis seminales convencionales, más centrados en el cómputo del número de espermatozoides y en su morfología.

«El 70% de los fallos en los tratamientos de reproducción asistida son de causa genética. Hay factores femeninos asociados sobre todo a la edad, algo muy conocido, pero también a la calidad de los espermatozoides, un terreno que está mucho menos estudiado», resume Agustí García Peiró, director de CIMAB. Para entender el problema de los rompimientos, debe tenerse en cuenta que un espermatozoide es una pequeña célula que aporta toda la información genética masculina en el momento de la fecundación. Si no está integro, de una pieza, el proceso se ve dificultado o impedido.

«En CIMAB damos un servicio de diagnóstico genético del esperma para determinar su peso específico en los abortos, en los tratamientos que fallan», prosigue Jordi Ribas, su director científico. CIMAB se encuentra en el Parc de Recerca de la UAB. Da servicio a clínicas de fertilidad y bancos de semen como Fertibank, así como a particulares.

Los investigadores de CIMAB toman en un primer momento los espermatozoides del paciente y los mezclan con una especie de gelatina para que queden fijados y separados. A continuación los bañan en una solución que los priva de proteínas. «Los dejamos al desnudo. El espermatozoide es como una caja negra que debemos abrir», comenta García Peiró. Una vez se obtiene el ADN, se le aplica una electroforesis, un sistema que separa las moléculas, y el resultado se analiza finalmente con técnicas de microscopía. «Si se observa un efecto de cometa, con muchos fragmentos en la cola, es que no es bueno. Los óptimos serían simplemente esféricos», añade. Esencialmente, lo que hace la técnica, llamada Comet Fertility, es medir el porcentaje de espermatozoides con rompimientos.

ESTRÉS OXIDATIVO / La causa habitual del problema es el llamado estrés oxidativo, que provoca que los nucleótidos del ADN se desintegren, pero el origen profundo del proceso es variado. La validez de los espermatozoides puede depender de factores endógenos, resultado de la herencia genética, y también de factores exógenos, como los hábitos de vida, el contacto con pesticidas y otros contaminantes y la alimentación, aunque a menudo actúan combinados. «Eso sí -insisten los investigadores-,

creemos que muchos factores pueden ser reversibles, algo que también estamos estudiando. Aunque aún no hay suficientes datos, parece que los rompimientos no se asocian necesariamente a la edad».

Estas roturas son llamadas «daños genéticos», aunque no debe entenderse como un daño que esté presente en todas las células, sino solo a la hora de la fecundación. «No es que haya variado la secuencia», insisten. Lo que sucede es que, cuando se encuentra con estos espermatozoides fragmentados, al embrión le cuesta identificarlos. «Hay una cierta capacidad natural de arreglar el problema, especialmente cuando los óvulos son de mujeres jóvenes, pero eso no siempre es posible -explican-. Si se implantaran, llegaría un momento en que los embriones no prosperarían y habría un problema».

«Hay muchas herramientas en el mercado para medir la genética del espermatozoide, pero el sistema que hemos desarrollado es más sensible a la hora de observar daños y predecir la infertilidad, dice Ribas. Los responsables de CIMAB comentan que hasta el 30% de las muestras de los bancos de semen pueden tener problemas de esta índole y no ser detectados. La prueba es muy rápida, pero necesita varias validaciones. «Damos el diagnóstico en una mañana», concluye Ribas.

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