RELIGIÓN

Una monja que denunció a un cura pederasta será canonizada

La santificación es un gesto del Vaticano ante las críticas por los abusos

Mary MacKillop.

Mary MacKillop.

EL PERIÓDICO / Madrid

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En lo que constituye un gesto en plena vorágine de casos de pederastia en el clero, el papa Benedicto XVI canonizará mañana en el Vaticano a una religiosa australiana que fue excomulgada en 1871 por denunciar a un cura pederasta. Mary MacKillop, beatificada en 1995 por Juan Pablo II durante su visita a Australia, se convertirá en la primera santa originaria de Oceanía. La monja fundó en 1867 la primera orden religiosa de Australia, las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, para abrir escuelas para niños de las familias más pobres.

Tras la denuncia de MacKillop, el sacerdote que abusaba sexualmente de niños fue enviado a Irlanda, pero el obispo Lawrence Sheil, de la diócesis de Adelaida (sur de Australia), donde actuaba la orden, se vengó de la futura santa y la excomulgó por «insubordinación». No obstante, la excomunión fue revocada un año después por el propio prelado en su lecho de muerte y la monja viajó al año siguiente a Roma para obtener del papa León XIII la aprobación de su orden, que hoy cuenta con 850 religiosas en siete países.

El propio papa Ratzinger rezó durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sídney en el 2007 ante la tumba de la religiosa. En 1961, 52 años después de su muerte, se le atribuyó el milagro de haber curado a una mujer aquejada de leucemia, lo que permitió su beatificación. El reconocimiento por el Vaticano de la curación de otra mujer en 1993 gracias a las oraciones a la monja refrendó su santidad.

MUSICALES Y ESTAMPAS En Australia se ha desatado una verdadera fiebre en torno a la canonización y se ha previsto un acto con la participación de más de 20.000 peregrinos en la pequeña ciudad de Penola, donde la religiosa abrió su primera escuela.

En Sídney se estrenó a principios de mes una comedia musical sobre su vida, con canciones pop, que en noviembre se trasladará a Melbourne. También se han editado un sello, estampas y carteles con su cara, se han agotado suvenires como broches, pañuelos, llaveros e incluso perfumes con su figura, y su imagen se proyecta durante la noche sobre el puente mayor de aquella ciudad.

Con motivo de la canonización las autoridades de Sídney han puesto su nombre a un distrito electoral, a un parque y a una rosa. También se ha triplicado el número de visitantes a su tumba y su página en internet se ha bloqueado ante el elevado número de visitantes. «Mary era una de nosotros. Era una persona ordinaria que vivió una vida santa», declaró el arzobispo Philip Wilson, presidente de la Conferencia Episcopal Australiana.