INICIATIVA EDUCATIVA

Una escuela de Olot abre los domingos para enseñar chino a alumnos de origen asiático

Un total de 40 niños de entre 5 y 14 años nacidos en la Garrotxa reciben cuatro horas de gramática, fonética y lectura

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Aprender a escribir chino cuando ya lo hablas a la perfección. Este es el reto de 40 niños de entre 5 y 14 años nacidos en la Garrotxa pero de padres asiáticos que cada domingo acuden a la escola Pia de Olot, que abre sus puertas para que reciban clases de fonética, gramática y lectura de su lengua materna.

El chino es un idioma complejo que requiere mucho estudio y aprendizaje. Lo saben muy bien los padres de estos niños, que quieren que sus hijos sepan leer y escribir su lengua materna del mismo modo que lo hacen en catalán o castellano. Son unas clases que costean las familias con ayuda de la entidad Xino Xano de Barcelona, que les envía a tres profesores.

Son las 10 de la mañana cuando Hong Mei Sun --la conocen como Luna-- abre las puertas de la escuela Pia. Es madre de Elena, una niña de nueve años, y principal impulsora de esta iniciativa que hace tres meses que está en marcha en Olot. Poco a poco van llegando los alumnos para recibir cuatro horas y media de clase, con dos descansos incluidos.

Espacio para la cultura china

Las clases empiezan con la fonética y escribiendo carácteres sencillos que se van complicando poco a poco. "Es importante que aprendan cosas de la cultura china y también les enseñamos canciones populares", explica Shimeng Li, una de las profesoras. Como un día a la semana no es suficiente para avanzar, las profesoras les ponen deberes que pueden hacer con ayuda de los padres. Calculan que hacen falta unos cinco años para empezar a tener unos conocimientos sólidos de la lengua.

Los padres están encantados con la iniciativa. La madre de Elena explica orgullosa que su hija ha aprendido más en estos tres meses que no durante dos años de clases particulares en casa. Llegar hasta este punto no ha sido fácil, pero las ganas de que su hija aprendiera su lengua materna han sido el auténtico motor. Antes habló con la embajada, con escuelar y profesores y ahora, tras la buena acogida del programa, se plantean abrir el proyecto para otros niños de Olot que, aunque no sean de origen asiático, quieran aprender chino. "Poco a poco y en clases diferentes", matiza Luna.

Esta segunda fase del proyecto, que permitirá acoger a alumnos no asiáticos, podría ponerse en marcha el próximo septiembre, pero antes habrá que ver si hay suficiente demanda.