Una ballena amamanta a su cría frente a la costa del Garraf

La asociación Edmaktub grabó con un dron a la pareja de rorcuales el pasado 24 de abril

CARLES COLS / BARCELONA

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24 de abril del 2017. Un hermosa hembra de rorcual común, la segunda mayor especie de ballena del mundo, nada junto a su cría, a la que aún amamanta, a menos de nueve millas náuticas de las costas del Garraf. Lo mejor es la prueba gráfica de tan entrañable baño, un video grabado con un dron, pilotado por Eduard Degollada, presidente de Edmaktub, una asociación de nombre tan impronunciable como Nantutket, sí, el puerto en el que embarca Ismael a bordo del Pequod a las órdenes del capitán Ahab. Moby Dick, como siempre, un referente, no por la caza de la ballena, lamentable desde la perspectiva actual, pues los rorcuales están en peligro de extinción, sino porque la obra de Melville es, además de una obra maestra, toda una enciclopedia del mundo ballenero.

Las costas del Garraf parecerán un lugar estraño para tal avistamiento. Pues no. El año pasado, por las mismas fechas, los entusiastas tripulantes del Edmaktub avistaron también una madre junto a su cría a escasa distancia de la costa catalana, lo cual, además de ser un espectáculo emocionante, es también un síntoma de que el Mediterráneo, al menos por estas longitudes y latitudes, no es un erial. Los rorcuales son grandes glotones de krill, microcrustáceos, minúsculas gambas. Una estupenda mariscada, indispensable si, además, hay que dar pecho a un bebé de más de seis metros y una tonelada de peso.

El agua del mar impide ver a simple vista lo que las investigaciones científicas han demostrado. Las costas del Garraf se adentran en el mar formando unos cañones submarinos, como el de Foix, que terminan por ser una suerte de autopistas de agua fría y nutrientes. Allí donde desemboca todo aquel torrente invisible desde la superficie se supone que es donde están las ballenas, al menos cuando pasan frente a la costa catalana, porque esta es una especie en permanente peregrinación. Entran a través del Estrecho de Gibraltar en febrero. Su destino es el mar de Liguria, al norte de Córcega. Después, dan media vuelta y regresan al Atlántico.

80 AVISTAMIENTOS EN UN AÑO

En el último año, desde la cubierta del Edmaktub (el barco se llama igual que la asociación) se han realizado unos 80 avistamientos de ballenas. A pesar de que se trata de una especie que puede alcanzar los 25 metros de longitud, no es fácil. Cuentan, eso sí, con una solidaria red de pescadores que les avisan cuando, en plena faena, se asoma el lomo de un roercual. Lo inusual es que entre los avistamientos aparezcan madres con crías.

Esa misma red de pescadores, por cierto, le ha dado una mala noticia a los miembros de Edmaktub esta misma semana. Frente a las aguas de Tossa de Mar localizaron el cuerpo sin vida de un rorcual adulto. El proceso de descomposición ya ha comenzado. El cadáver esta hinchado, pero flota, una pista, como mínimo, de que su muerte no tiene que ver con una colisión con una embarcación. Si así fuera, lo más fácil es que se hubiera hundido. Las corrientes llevan el cadáver de esta ballena en dirección a Palamós, pero parece que difícilmente llegará hasta las playas.