Ultravioleta e infrarrojos, la amenaza

El Sol es la estrella que ilumina todos los procesos de vida en la Tierra. La naturaleza al completo está vinculada a la energía lumínica que emana del Sol. En función del tipo de energía que contienen los rayos solares, se diferencian tres tipos de rayos o luz. «Los rayos ultravioletas, por un lado, que son los más energéticos y de los cuales nos debemos proteger más, tanto la piel como los ojos; los rayos de la luz visible, y los infrarrojos, que es la energía que nos aporta calor», detalla el físico Adrià Huguet. Él es profesor del máster de Energies Renovables i Sostenibilitat energètica de la Universitat de Barcelona, en su modalidad online, y en él imparte la asignatura de Sistemas de Iluminación Inteligente y Eficientes. Muy vinculado a ello, está su trabajo como miembro del equipo de Flexilight-UB, un sistema de reproducción de luz que, a través de la tecnología basada en leds, obtiene luz adaptada biológicamente. El grupo, que es ya una empresa 'spin-off' de la UB, ha estudiado la luz solar para construir sistemas de iluminación que correspondan a los ciclos naturales del Sol, con el objetivo, útil para las personas, de crear fuentes de luz que se adapten al entorno y programación y actividades humanas. Es decir, imitando los modelos de luz que emite el Sol, pueden crear lámparas que proporcionen diferentes calidades de luz, más cálida o más fría, según las necesidades de cada momento, actividad, ambiente.

Freno insuficiente

A parte de la luz que vemos, el Sol emite muchas otras luces imperceptibles por nosotros, pero que nos llegan y nos afectan. «Emite casi en todo el espectro electromagnético. Y la máxima emisión de su intensidad de radiación se da sobre el verde y el amarillo, que es la luz que mejor captamos», expone el físico Jordi Aloy, miembro del Àrea de Divulgació Científica i Cosmocaixa de la Fundació Bancària de la Caixa.

Según los conocimientos científicos de Aloy, es de los rayos infrarrojos y ultravioletas de los que conviene protegerse. «Una buena parte de estos rayos ya quedan absorbidos por la propia atmósfera, en la capa de ozono, pero no del todo», precisa el experto en Física. «Sobre todo teniendo en cuenta cómo se ha debilitado la capa de ozono por el calentamiento global, hay que saber protegerse, tanto de los rayos ultravioleta como de los infrarrojos», indica Aloy. «El peligro de los rayos infrarrojos, que son convenientes porque aportan calor al planeta, es que queman, a pesar de que no los veamos», dice.

«Por eso, unas buenas gafas de sol deben estar preparadas tanto para filtrar los ultravioleta como los infrarrojos», insiste. Del mismo modo recuerda que, «cuando se produce un eclipse, no es correcto utilizar cristales ahumados ni radiografías para observar el Sol directamente, porque todo ese tipo de filtros caseros filtran la luz visible, pero no la de los rayos infrarojos. Habría que utilizar filtros de soldador profesional de alta densidad», declara el físico.