La conservación del continente blanco

El turismo en la Antártida amenaza con expandir plantas invasoras

   ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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Semillas transportadas inadvertidamente por científicos y turistas amenazan el frágil ecosistema de la Antártida y es probable que la colonización de especies foráneas se consuma si prosigue el calentamiento global y sus costas quedan en verano expeditas de hielo. Así lo sostiene un estudio internacional que ha analizado la ropa, los equipos y otras pertenencias de 853 personas que visitaron el continente helado por motivos de trabajo o de ocio. El velcro de una chaqueta, los cordones y la lengüeta de los zapatos o la correa de una máquina fotográfica pueden ser el inesperado medio de transporte. Dos gramíneas espontáneas de origen sudamericano ya han empezado a detectarse en las zonas y en los meses más proclives.

Los investigadores encontraron nada menos que 2.600 semillas en las 853 personas que se prestaron voluntariamente al análisis, realizado durante el último Año Polar (2007-2008). Los detalles del estudio, que se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), muestran curiosamente que los turistas transportaron per cápita menos semillas que los científicos que trabajan en las bases. Es difícil calcularlo, pero, teniendo en cuenta que durante ese periodo visitaron el continente 33.054 turistas y 7.085 científicos, el estudio llega a la conclusión de que unas 70.000 semillas pueden llegar por esta vía a la Antártida cada año.

En el estudio, coordinado por Steven Chown, de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica), participaron también investigadores de EEUU, el Reino Unido, Francia, Holanda, Australia, Bélgica y Japón, así como de la Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO). Como dice Juan Kratzmaier, jefe de expediciones

a la Antártida, guía y fotógrafo, el sector turístico es el primer interesado «en que no se muera la gallina de los huevos de oro». Por este motivo, en los últimos años ha introducido

completas medidas de control para

evitar la llegada de especies invasoras.

De las semillas que el estudio pudo identificar con claridad (43%), la mitad pertenecían a especies de ámbitos fríos que potencialmente podrían soportar las temperaturas de la península Antártica, que es la zona más transitada y la única de todo el continente en la que es posible encontrar zonas sin un manto blanco en los meses más cálidos del año. Es decir, los visitantes acuden a los lugares donde el riesgo es mayor.

Los investigadores determinaron que la mayor parte de las semillas eran de origen sudamericano, previsiblemente adheridas a la ropa en los puertos donde los turistas toman los cruceros, pero algunas procedían incluso del hemisferio norte, lo que prueba su gran capacidad de supervivencia.

Aunque los territorios sin hielo durante el año completo suponen entre el 1% y el 2% de la Antártida, no es poco si se tiene en cuenta que se trata de un gigantesco continente de 14 millones de kilómetros cuadrados (28 veces España). Eso sí, a diferencia de lo que sucede en las tierras boreales, que sin excepción han sufrido un aumento espectacular de las temperaturas en las últimas décadas, el incremento en el continente blanco se concentra en la península Antártica y las islas próximas.

Debido a las extremas condiciones de frío, la flora en la Antártida se limita a líquenes y musgos que viven en calderas termales. Sin embargo, en las islas más septentrionales, como las Shetland del Sur, habitan dos herbáceas nativas, la Deschampia antarctica y la Colobanthus quitensis, que crecen con profusión formando pastos. Es la avanzadilla de la colonización. Según información de la propia IAATO, en las islas subárticas se han detectado nada menos que 108 plantas exóticas. Hay también moscas, gusanos y colémbolos (artrópodos diminutos que viven en la capa superior del suelo). La principal invasora es otra gramínea llamada Poa annua, originaria de la Patagonia, que se detecta desde hace 20 años y que ha logrado establecerse cerca de cuatro estaciones científicas. «Es crucial que se vigilen las zonas con un alto riesgo de albergar nuevas especies y que, tan pronto como se identifiquen, sean eliminadas», comenta Chown.

La IAATO ya ha introducido medidas para intentar asegurar que los visitantes no transporten semillas. Un folleto que se entrega a todos los turistas, con el inequívoco título No introduzcas una plaga, recuerda a los turistas que antes de bajar a tierra deben examinar concienzudamente los velcros, los cordones y las suelas de los zapatos (restregando con un cepillo), el interior de las mochilas y los bolsillos. Y muchas cosas más.