INFORME DEMOLEDOR

El Tribunal de Cuentas de Francia pone en cuestión el AVE BCN-París

Señala que el proyecto de una red europea no se justifica si no es rentable

EVA CANTÓN / PARÍS

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El éxito del tren de alta velocidad es obvio desde el punto de vista tecnológico, al haber acortado notablemente la duración de los trayectos. Sin embargo, es más que dudosa su rentabilidad y su adecuación a las necesidades reales de la población. Este es el diagnóstico del Tribunal de Cuentas francés, que ayer publicó un informe demoledor sobre la red ferroviaria del país vecino en el que incluye una serie de recomendaciones sobre las futuras conexiones europeas y asegura que la alta velocidad que conecta París con Barcelona no está justificada.

Entre otras cosas, el informe insta a valorar seriamente si la alta velocidad es la opción más adecuada desde el punto de vista económico. La opinión del órgano fiscalizador francés no es vinculante y el Gobierno no está obligado a seguir sus consejos.

Sin embargo, el documento puede reabrir el debate sobre proyectos ya en marcha, al señalar que una red europea «no justifica» la inversión en una línea nacional. También plantea que los proyectos de alta velocidad ya anunciados den prioridad a la evaluación socioeconómica, concentren la inversión en el mantenimiento de la red actual y eviten financiar líneas no rentables.

Resalta, asimismo, que muchas líneas no cumplen los requisitos que harían de la alta velocidad la opción más adecuada y critica un modelo «llevado al límite» cuyo coste es «insostenible». Es más, cree que no hay «casi ninguna ciudad europea» con suficiente población y lo suficientemente próxima como para justificar un enlace con Francia a través de la alta velocidad. Siguiendo este argumento, apunta que, mientras el enlace París-Londres tiene sentido, el de la capital francesa con Barcelona o el tren que une Lyón con Turín, no.

El razonamiento que hay detrás es que, mientras la alta velocidad registra un tráfico del 60% para desplazamientos inferiores a las tres horas, cuando el viaje es de 4,5 horas o más, su cuota de mercado «es mucho más limitada» al absorber solo un tercio del tráfico. El tribunal también considera «optimista» la posición de Bruselas sobre el programa de una red transeuropea de transporte asentada sobre la gran velocidad.