GLÒRIA SANTÍN (46 AÑOS)

«Todo lo que haces por ayudar repercute en ti»

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / SABADELL

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Lleva dos semanas trabajando en el ropero. Que si ropita de bebé, que si calcetines y zapatos, que si hay que remendar pantalones... Glòria Santín coloca en escrupuloso orden las piezas cedidas por los vecinos del bloque de la calle de Sant Ferran «y de todo Sabadell», subraya. Los sábados se organiza un mercadillo frente al edificio, al que se acerca gente de toda la ciudad para llevarse ropa.

«En esta casa, todo lo que haces por ayudar a los demás acaba repercutiendo en ti», resume Glòria. Y habla con conocimiento de causa: ella y su marido, Manuel, que tiene una invalidez provocada por una fibromialgia, pasaron por dos desahucios antes de desembarcar en el edificio que gestiona la PAH. «Una vez, fue mi propia madre la que me echó», dice con la voz quebrada.

«Llegó un momento, cuando vivíamos en un cuarto alquilado, en que nos quedamos sin la ayuda de la renta mínima de inserción. Fue terrible», recuerda.

Pero no parece Glòria de esas que se vienen abajo. «¡Ah, no! ¡Rendirme nunca!», clama, y recupera la sonrisa. La PAH le puso en contacto con los servicios sociales y así pudo recuperar el subsidio de 420 euros. También le ayudaron a trasladarse a su actual domicilio. «Me dieron un piso en la planta baja, para que Manuel se mueva sin problemas», explica. Y vuelve a sonreír.