POLVORÍN EN LOS CENTROS DE LA DGAIA

Tiros al aire de la policía en un centro de menores tutelados por la Generalitat

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TERESA PÉREZ / BARCELONA

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El polvorín en el que se han convertido algunos centros de menores de la Generalitat estalló la semana pasada. En esa ocasión, el incidente se produjo en el centro de menores de Can Rubió, en Esparreguera (Baix Llobregat), de la Direcció General d’Atenció a la Infància i l'Adolescència (DGAIA). 

En el percance, calificado como uno de los más graves registrados en estas instalaciones inauguradas en 1992, hubo “hasta tres tiros al aire en un intento de normalizar la situación”, según fuentes conocedoras del caso. A los Mossos no les constan los disparos como suyos, mientras que la Policía Local de Esparraguera no se ha querido pronunciar, si bien testigos presenciales atribuyen a un agente de este cuerpo los disparos. En este centro se atiende a 25 jóvenes de 11 a 21 años, tutelados por la Generalitat y con enfermedades mentales y trastornos de conducta graves. 

A raíz de este percance, la plantilla ha reclamado un incremento del personal de seguridad y que se reconozca el centro como espacio terapéutico, “con infraestructuras y personal especializado”, ya que "'los recursos son mínimos". Ahora funciona como centro residencial de acción educativa (CRAE). Los jóvenes hacen la formación educativa y terapéutica dentro del centro.

ESPACIO CUESTIONADO

El director general de la DGAIA, Ricard Calvo, ha confirmado los hechos, pero ha declinado hacer declaraciones. Las instalaciones, la falta de personal y la tipología de los jóvenes ingresados hacen que la situación sea una bomba de relojería. Can Rubió ha sido cuestionado, por tercera vez, en el último informe anual del Síndic de Greuges presentado en diciembre del año pasado.

La agresión se produjo el pasado 27 de abril al finalizar una actividad en el huerto de Can Rubió. A uno de los chicos, de unos 17 años y que ya había protagonizado otros incidentes, se le cayeron al suelo unos huevos que acababa de recoger en el corral que hay en el centro. “Sonaron algunas risas”, han explicado diversas fuentes, lo que ”desató en él una reacción inesperada y comenzó a tirar cosas al suelo”. El educador calmó la situación y las aguas volvieron a su cauce.

HERRAMIENTA

Sin embargo, la tensión se volvió a reproducir poco después. “El agresor se había apropiado de una pequeña hacha, una de las herramientas con las que se trabaja en el taller terapéutico, y empezó a amenazar a otros jóvenes. El personal -continúan explicando- apartó al resto de chavales y se quedaron con el chico para intentar calmarlo”, han asegurado. El responsable del incidente se hizo fuerte con la herramienta y se la aproximó al cuello. “Al no poder desarmarlo, se avisó a la policía municipal de Esparreguera y más tarde a los Mossos de Martorell”. Fuentes consultadas han ratificado que "las agresiones entre chavales y de estos con los educadores van en aumento".

La Conselleria de Treball, Afers Socials i Famílies, de quien depende la DGAIA, ha explicado, por escrito, con estas palabras el incidente: “Este CRAE atiende a chicos con especiales necesidades y uno de ellos en un momento dado ha tenido una reacción de amenazas graves al equipo. Con la intervención de la policía se pudo reconducir todo y volver a la normalidad”. El chico fue ingresado en la sala de contenciones del recinto, que, según el personal, “se utiliza para casos muy concretos, pero que son alegales”. Tras permanecer en este espacio, fue ingresado el jueves a la unidad de crisis para adolescentes de Sant Boi de Llobregat. 

PROTOCOLO DE SEGURIDAD

Fuentes conocedoras del caso han querido resaltar que el incidente es producto de la "enfermedad mental del menor" y han atribuido la situación a la falta de recursos asistenciales que hay en estas instalaciones gestionadas por la dirección general. Por eso han insistido: "Las enfermedades no se pueden evitar, pero sí los riesgos". En Can Rubió conviven chavales de 11 años con otros de 21 años que esperan que les asignen otros recursos terapéuticos.  

Actualmente se está trabajando en la redacción de un protocolo de seguridad ante agresiones. Este proyecto contempla aspectos tales como la instalación de alarmas, la mejora las infraestructuras y el aumento del personal de seguridad, entre otras acciones preventivas. Fuentes sindicales han asegurado que este documento, en el que están trabajando desde el pasado noviembre, "será una realidad en poco tiempo".