Gente corriente

Tere Toca Porraz: "El papá que descubrí al abrir la maleta era otro papá"

La otra maleta mexicana. Como la maleta de Capa, la de su padre estuvo 55 años cerrada. Ella la abrió.

«El papá que descubrí al abrir la maleta era otro papá»_MEDIA_1

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GEMMA TRAMULLAS

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De estar vivo, Ángel Toca Martínez contaría 95 años y su hija continuaría estando en babia sobre quién fue verdaderamente su padre. Pero Ángel Toca Martínez, nacido en Cabezón de la Sal (Cantabria) y nacionalizado mexicano, murió a los 74 años por fumar como un cosaco y solo entonces se atrevió Tere a abrir una maleta en la que descubrió de dónde le vienen los genes socialistas.

-¿Podría describir la maleta?

-Es de color café claro, como de cartón rígido, con cierres metálicos y estaba atada con una cuerda. En México nos mudamos cinco veces y aquella maleta cerrada iba y venía y siempre acababa en un armario.

-¿Nunca preguntó qué había dentro?

-Nunca. Un año después de la muerte de mi padre le pregunté a mi madre: «¿Y la maleta?». «Ahí sigue», dijo. En seguida les hablé a mis cinco hermanos: «Oigan, ¿les interesa la maleta?». Su respuesta fue: «¡Estás loca!».

-Ya era suya. 

-La puse en la mesa baja de la sala, donde se sentaba siempre mi papá, y la abrí. Olía a viejo. Todo estaba muy bien ordenado y metido en sobres: las fotos por un lado, las cartas por otro; no había papeles sueltos.

-¿Qué encontró exactamente?

-Fotos de hermanos de mi padre que nadie conocía, cartas del frente y del campo de concentración, su carnet del PSOE y unos versos dedicados a unos ojos verdes que no eran los de mi madre y que decidí guardar.

-¿Su padre no les habló de la guerra?

-¡Nunca! Con 17 años se fue al frente, estuvo en la batalla del Ebro y en el campo de concentración de Saint-Cyprien. Una vez, cuando agonizaba, dijo que había soñado con la guerra pero que de eso «no hay que hablar».

-¿Cómo era el padre que descubrió?

-Fue de los últimos en retirarse de Cabezón de la Sal ante el avance franquista. Huyó a Francia y volvió a entrar en España por Catalunya. Siempre nos habló muy bien de Catalunya y todos los hermanos estamos registrados en Barcelona, donde viven varias primas hermanas mías. En una de las cartas cuenta que se entrevistó con Rojo. Al principio no le di importancia pero luego caí: «¡¿Rojo?! ¿El general Rojo? [el carismático jefe del estado mayor republicano]».

-¿Siempre iba con su maleta a cuestas?

-Nunca se separó de ella. Tras la derrota, acabó en el campo de Saint-Cyprien. Escribe que dormían en  huecos en la arena y que se protegía del viento con la maleta. Finalmente logró embarcarse con su hermano rumbo a México y durante tres años estuvo guardando las camisas planchadas y toda su ropa en aquella maleta. Creía que en cualquier momento volvería a España.

-¿Cómo era el padre que usted conoció?

-Muy austero, pero alegre y presumido. Jugaba, brincaba y nos llevaba a la feria. Nos tenía como pollitos guardados en casa.

-¿Era activo políticamente?

-Lo fue al principio pero después yo le recriminaba: «Tú ya te acomodaste». Se ve que los genes socialistas me los echó a mí sola porque viví 20 años en Cuba.

-¿Por qué necesita reconstruir su vida?

-Porque el papá que descubrí cuando abrí la maleta no era mi papá, era otro papá: el político, el que peleó en la guerra civil española, el que guardó cosas que nunca nos enseñó. Tenía curiosidad por saber de dónde diablos veníamos en realidad.

-¿Qué va a hacer con el material que ha recopilado en estos 11 años de búsqueda?

-Tengo varias libretas con las notas de mis viajes a los lugares donde él estuvo, de mis conversaciones con sus amigos y conocidos, de la búsqueda de mi abuelo... además de todos los libros y periódicos que he leído como loca. Con todo eso quiero escribir una novela basada en la vida de mi padre. A ver si así la familia se entera.