Gente corriente

Tere Terol Noruega: «No quería irme sin que se sepa lo que pasó mi madre»

Tiene 91 años y nunca fue a la escuela, pero aprendió a «juntar letras» para salvar la memoria familiar.

«No quería irme sin que se sepa lo que pasó mi madre»_MEDIA_1

«No quería irme sin que se sepa lo que pasó mi madre»_MEDIA_1

GEMMA TRAMULLAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cuando su nieto Marc le comentó que iba a cambiarse el ordenador, ella le pidió que, en lugar de tirar el viejo, se lo instalara en su casa del barrio de Sant Antoni de Barcelona. A Tere Terol (Madrid, 1925) nadie le ha enseñado a leer ni a escribir, pero ella aprendió a manejar internet e incluso abrió un blog. A su edad, los dolorosos recuerdos de la infancia brotaban a chorros y peleó hasta el agotamiento con todas las letras para plasmarlos en Mi vida (www.tereterol.es), un libro de memorias que es un homenaje a su madre.

-Usted nunca fue a la escuela.

-No, la única aula que he pisado en mi vida es la de una autoescuela. Soy una analfabeta total y lo poco que sé lo he aprendido sola juntando las letras de los libros infantiles.

-Su fuerza de voluntad es admirable.

-Era un poco una cuestión de amor propio. De jovencita tenía un novio en la mili y me hacía ilusión escribirle, pero como no sabía le pedí a una amiga que lo hiciera por mí . Él se prendó de aquella redacción. Tanto la elogiaba que al final le confesé que no era mía. «No vuelvas a hacerlo -me dijo-. Me da igual cómo sea tu letra, pero que sea tuya».

-El gran valor de Mi vida es su autenticidad.

-Ya sé que hay cosas que no están bien escritas, pero fuera de los fallos garrafales no quise que retocaran nada. Son mis palabras, tal como me sale lo escribo, y todo es verídico.

-Su infancia estuvo marcada por la experiencia de la guerra en el bando perdedor.

-Casos como el mío hay muchos, pero lo de mi madre es tan gordo que no quería irme de este mundo sin que se sepa todo lo que pasó y lo que hizo por sus hijos.

-Tenía 10 años cuando estalló la guerra y a los tres meses su padre desapareció.

-Unos dijeron que fue una bomba, otros que lo mataron en una iglesia. Nunca volvimos a verle ni existe su certificación de defunción. Poco después bombardearon nuestra casa en Madrid y mi madre, con cuatro hijos, se instaló en casa de mi abuelo en Alicante. A mi hermano se lo llevaron con la quinta del biberón y lo hirieron. No teníamos nada para comer y mi abuelo, que lo había perdido todo, se suicidó. Desesperado, mi hermano se fue a Alemania a trabajar y al poco estalló la guerra. No supimos más de él. Tampoco existe su certificado de defunción.

-...

-Le contaré una gorda... Yo hacía trabajitos de día y quise apuntarme a unas clases nocturnas para chicas. A los tres días llegó un falangista y dijo que había oído que una de nosotras cantaba muy bien y quería oírnos. «¡Cantad el Cara el sol!», ordenó. Ilusionada por la posibilidad de ser yo la de la buena voz, canté con todas mis fuerzas: [canta con la melodía del himno de la Falange] «Franco promete y no da ná. / En todos los discursos dice: 'tendréis justicia y pan'. / La justicia no la vemos y pan cada día nos dan menos...

-¡Era una letra de burla!

-Yo era una niña y no tenía ni idea, supongo que se la oí cantar a mi hermano, que tenía sus ideales. Al final, en lugar de «¡Arriba, escuadras, a vencer / que en España empieza a amanecer!», canté a todo pulmón: «¡Y España empieza a padecer!». La bofetada que me cayó me tiró al suelo. Poco después nos marchamos a Barcelona y durante un tiempo vivimos en una barraca de Montjuïc.

-¿Cómo se vive con tanto dolor?

-Mis hermanas eran más pesimistas y de hecho la mayor cayó en una depresión. Yo siempre daba ánimos porque no quería ver tanta pena en mi casa. Ahora soy más depresiva. Los médicos dicen que toda esta tristeza me viene de la infancia.

-¿Escribir le ha servido de alivio?

-Al principio me daba un poco de vergüenza, pero era tanta mi ilusión porque la gente lo leyera que me animé. Quiero que me recuerden como soy y que se sepa que mi familia fueron personas muy leales.