Tecnología para un mundo más accesible

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IMMA FERNÄNDEZ / BARCELONA

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“Whatsapp es la reina de las aplicaciones para las personas con discapacidades auditivas o dificultades en el habla”, confirma Domingo Reina, responsable de accesibilidad de la Federació Acapps (Associacions Catalanes de Pares i Persones Sordes) que abunda en las ventajas del mundo digital para un colectivo que empezó su camino hacia la independencia con los correos electrónicos y los sms. Las nuevas tecnologías les han traído autonomía y un mayor acceso a la información y a la cultura, aunque aún quedan muchas barreras de comunicación para su plena inclusión social. 

Para las personas sordas que viven solas, informa la Federació Acapps, ha supuesto de vital importancia la aplicación lanzada por la Generalitat que permite contactar con el servicio de emergencias 112 con un sistema de pictogramas. También fundamental es la teleasistencia adaptada, a través del servicio SVisual, un sistema impulsado por la <strong>Fundación CNSE</strong> (Confederación Estatal de Personas Sordas), que se ha implementado en muchas entidades de España (el teléfono 016 contra la violencia de género, la Policía, ayuntamientos). 

APRENDER JUGANDO

En el área de la formación, la Fundación CNSE ha promovido la plataforma ‘online’ Signoscampus para la enseñanza de la lengua de signos y de otras acciones educativas y aplicaciones como Coco Signa, con la que los niños aprenden de manera lúdica la lengua de signos española, y Signarte, que informa sobre más de cien espacios culturales accesibles: cines, teatros, bibliotecas, museos, sitios arqueológicos.

En marzo, la citada fundación presentó la ’app’ ‘Te cuento’, el primer lector digital que reproduce a la lengua de signos española títulos como ‘¡Platero y yo’ o ‘El ángel caído’. Además incorpora un canal de vídeo para que los usuarios creen y graben sus propios relatos. “En el sector de la cultura y el ocio encontramos escasas adaptaciones”, censura la entidad, que recuerda la barrera que existe en el transporte, donde los avisos o sistemas de ayuda tienen un soporte auditivo. 

Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), en España hay 1.064.000 personas con diferentes grados de sordera, de las que solo alrededor de un 10% utiliza la lengua de signos. El 70% son población de más de 65 años que han perdido la audición, informa Reina. El experto apunta soluciones para facilitarles el acceso a la cultura. “Los cines deberían incluir subtítulos adaptados, con colores para diferenciar lo que dice cada personaje, sistema que ya hace, por ejemplo, TV-3 y TVE”, explica. 

GAFAS MULTIMEDIA

Hay aplicaciones como el Whatscine o el Artacces que ofrecen en el ‘smartphone’ o tablets los subtítulos y lengua de signos (también audiodescripción para los ciegos), pero, argumenta Reina, no funcionan en los cines. “En el Festival de Sitges se experimentó, pero los usuarios no la consideraron eficaz porque si estás viendo la proyección en la pantalla grande es muy incómodo desviar la mirada al móvil”. Imposible seguir el hilo de una historia con el doble visionado. A su juicio, lo que sí es muy útil son las gafas multimedia, como la epson moverio BT-100 compatible con Whatscine. “Es un recurso fácil y muy cómodo, en los cristales se muestran la lengua de signos y los subtítulos”, valora.

El bucle magnético es otro de los avances destinados a facilitar el disfrute de espectáculos a la comunidad con dificultades auditivas (en Catalunya hay unas 138.400 personas, de las que solo 29.500 tienen discapacidad reconocida). Deben llevar, eso sí, audífonos o implantes cloneares (intervención quirúrgica). “Cada vez más auditorios, teatros y cines lo instalan”, celebra Reina. El TNC, el Teatre Lliure, el Liceu, el Romea, entre otros, disponen de este sistema que mejora la recepción del sonido. 

Las posibilidades de las nuevas tecnologías para romper las barreras de la comunicación son infinitas, pero también hay que bendecir las iniciativas que impulsan la integración. Es el caso de un restaurante canadiense, Signs, en Toronto, con empleados sordos. Los clientes deben pedir los platos en su lengua de signos, sirviéndose de la traducción que aparece en la carta.

“No es que se haya alcanzado la situación ideal, pero se ha avanzado y la sociedad es un poco más receptiva”, concluye la Fundación CNSE.