EXPEDICIÓN ESPACIAL

La sonda 'Rosetta' llega a su destino tras 10 años de viaje

Representación de la sonda europea Rosetta acercándose al cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko.

Representación de la sonda europea Rosetta acercándose al cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko. / PT cb

FERRAN COSCULLUELA
BARCELONA

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El esperado encuentro se producirá hoy, sobre las once de la mañana (hora española), cuando la sonda Rosetta llegue por fin al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Un complejo nombre para un cuerpo celeste relativamente pequeño (tiene unos cuatro kilómetros de diámetro), con el que  la nave de la Agencia Espacial Europea (ESA, en las siglas en inglés) se encontrará tras recorrer 6.400 millones de kilómetros (unas 40 veces la distancia de la Tierra al Sol), en un viaje  que ha durado una década y en el que el ingenio espacial fue hibernado durante dos años y medio para ahorrar energía.

«Nunca se había hecho algo así. Será la primera vez que una sonda orbitará alrededor de un cometa y lo acompañará durante su paso más próximo al Sol, y la primera vez que un módulo espacial aterrizará sobre uno de estos cuerpos celestes», explicó ayer Michael Kueppers, coordinador de las operaciones científicas de Rosetta. La sonda fue lanzada en marzo del 2004 con el objetivo de estudiar este cometa. Una misión con la que se pretende desvelar algunas de las incógnitas sobre la formación del sistema solar y la procedencia de las enormes masas de agua que forman los océanos terrestres.

EL ORIGEN DE LA VIDA / Los cometas han sufrido muy pocas modificaciones desde su formación, hace 4.000 millones de años. Por eso su estudio es básico para los científicos, ya que son como cápsulas del tiempo en las que se muestra cómo era en su inicio el sistema solar y pueden aportar conocimiento sobre la formación de la vida en la Tierra. «Los cometas tienen mucha información sobre nuestros orígenes. Estudiaremos su conexión con la Tierra y con la formación del sistema solar. También nos ayudará a averiguar si el agua de los océanos procede de estos astros, y también parte de la materia orgánica de la Tierra, como el metano, el carbono, el hidrógeno y otras moléculas de estructura compleja», precisó el investigador de la agencia espacial europea.

Rosetta se situará en los próximos días a unos 30 kilómetros del cuerpo celeste y a medida que el astro se acerque al Sol la sonda también se irá aproximando al cometa para estudiarlo mejor y para establecer el punto en el que deberá aterrizar, el próximo mes de noviembre, el módulo Philae, un artefacto de unos cien kilos de peso que se posará sobre el Churyumov-Gerasimenko con el fin de estudiar mejor su superficie, para lo que llevará a cabo unas perforaciones de unos 20 centímetros de profundidad.

Ese afán por desentrañar alguno de los muchos enigmas que rodean a los cometas es el que llevó a los investigadores de la ESA a bautizar la sonda con el nombre de la piedra que ayudó a descifrar la escritura jeroglífica de los antiguos egipcios.

La nave de la ESA acompañará al cometa en su aproximación al Sol, ya que es a su paso por el perihelio cuando estos cuerpos celestes expulsan más materiales y forman sus características colas de gas y polvo.

Esto sucederá en agosto del año próximo y obligará a la sonda a alejarse puntualmente del cometa para situarse a unos 180 kilómetros de distancia. «La temperatura no será muy alta, porque este cometa está un 25% más lejos del Sol que la Tierra, pero la actividad del cometa, con el gas y el polvo, es demasiado fuerte para la sonda, que continuará siguiéndolo hasta el 2016», aclaró Kueppers.

La sonda y el módulo llevan a bordo aparatos para hacer una veintena de experimentos y algunos de los componentes de estos equipos son de fabricación española. El coordinador de las operaciones científicas del Rosetta no oculta que el éxito de esta misión significa un gran hito para la ESA y supone un espaldarazo frente a otras potencias como EEUU, China y Rusia. «La ESA es más pequeña que la NASA, pero tecnológicamente estamos al mismo nivel. La agencia estadounidense tiene más dinero y más investigadores pero eso no significa que esté más avanzada», asegura.

COLABORACIÓN INTERNACIONAL / No obstante, Kueppers reconoce que la investigación espacial requiere cada vez más de la colaboración de distintos países. Recuerda, como ejemplo, que la sonda europea también lleva a bordo instrumentos de la NASA y que las antenas de comunicaciones son de origen norteamericano. «Es una misión que ha costado más de mil millones de euros y en la que han participado más de 150 científicos», dijo.

Respecto a los plantes de futuro, el investigador explicó que la ESA planea una misión para explorar Marte desde su órbita en el 2016 y el lanzamiento de un módulo que se posará en el astro rojo en el 2018 para averiguar si hay o hubo alguna vez vida en ese planeta.