Sofía Cardona: "La mayoría de la gente es antisistema y no lo sabe"

Hace apenas dos años, esta mujer nacida en Castellón y licenciada en Psicología y Comunicación Audiovisual trabajaba de teleoperadora, pero hoy es una pieza viva de la exposición de la artista Núria Güell, Mesures de desajust, que se aloja en el Arts Santa Mònica. Hasta el 30 de junio, Sofía está a cargo de un servicio de información al ciudadano llamado Oficina de Rescate Invertido.

-¿Qué significa rescate invertido?

-Son cosas de Núria. Se refiere a que, en lugar de pagar la deuda externa y rescatar a la banca, el dinero público se invierta en el rescate de las personas y en proyectos sociales.

-¿Ha atendido a alguien esta mañana?

-Hay gente que viene a ver la exposición y se sorprende al verme aquí y otros ya lo saben y vienen expresamente. A primera hora he atendido a una persona que está a punto de perder su casa porque avaló a un hijo que no puede pagar la hipoteca.

-También informa sobre cómo montar una cooperativa, sobre la banca ética, ¡incluso sobre cómo hacerse insumiso fiscal!

-La declaración de los derechos humanos establece que el pueblo tiene derecho a rebelarse cuando una ley es injusta. Los colectivos antimilitaristas llevan más de 20 años haciendo insumisión fiscal en su declaración de la renta para no contribuir con sus impuestos al gasto en armamento y nosotros hemos extendido esa insumisión a otras partidas como la financiación de la deuda pública, la monarquía, la Iglesia...

-Pongamos que no quiero contribuir al pago da la deuda externa. ¿Cómo lo hago?

-Primero hay que saber qué porcentaje se destina al pago de la deuda, que en este caso es un 28,6%. Entonces te descargas el programa PADRE para hacer tu declaración de la renta y calculas este porcentaje respecto a lo que te salga a pagar o a devolver. La cifra que resulte de esta operación la escribes en las casillas 60 y 61, tachas el concepto y en su lugar pones «insumisión fiscal». Al entregar la declaración tienes que acompañarla de una carta en la que expliques por qué no quieres pagar y un justificante bancario que pruebe que ese dinero no te lo has quedado sino que lo has donado a un proyecto social.

-Tiene su aquel que estemos hablando de esto en un museo público.

-Es lo mejor de todo. Es una estrategia para poder llegar a más gente y a los activistas nos permite salir de nuestro gueto. El comisariado asume un riesgo y que esta gente se moje prueba que los museos intentan acercarse a la gente de la calle.

-Usted tendrá un buen historial activista.

-¿Yo? ¡Qué va! No había sido activista en la vida.

-Entonces, ¿qué hace aquí?

-Estaba estudiando Comunicación Audiovisual en Alemania cuando explotó el 15-M. Lo viví desde la distancia con la piel de gallina y al volver a Castellón me metí en grupos de consumo, en proyectos de moneda social y a trabajar para difundir la Cooperativa Integral Catalana. Quizá somos cuatro locos pero ofrecemos una alternativa real al sistema. Si hoy preguntáramos a la gente si de verdad quiere este sistema estoy segura de que dirían que no. La mayoría de gente es antisistema y no lo sabe.

-Más allá de las ideas, ¿cómo ha cambiado su vida cotidiana a raíz del 15-M?

-Cuando volví de Alemania empecé a trabajar de teleoperadora. Tenía un sueldo y a final de mes no ahorraba ni un duro, pero aquella forma de vida no iba acorde con lo que pensaba. Entonces dejé el trabajo y empecé a decrecer como persona.

-¿Eso qué significa?

-Se trata de practicar la simplicidad voluntaria. En mi caso me fui a vivir a una casa que era de mi abuelo, vendí el coche y poco a poco fui dejando de consumir hasta limitarme a lo más esencial. Ahora vivo de maravilla con 200 o 300 euros al mes y no me hace falta nada.