INFORME AL PARLAMENT

El Síndic considera "una burla" el servicio de Cercanías

Caos en la estación de Cercanías de Badalona, el pasado martes.

Caos en la estación de Cercanías de Badalona, el pasado martes. / periodico

MAURICIO BERNAL / BARCELONA

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El Síndic de Greuges considera que “es una burla a los derechos de todos” que en pleno 2016 el servicio de Cercanías no funcione según los estándares de calidad que se le suponen, y volvió a clamar contra el “desequilibrio” que sufre Catalunya en lo que toca a la inversión en la red ferroviaria. En el informe del 2015 presentado al Parlament, Rafael Ribó cuestionó “la falta de inversiones, la gestión y la eficacia del servicio por parte de los operadores privados y de la Administración del Estado”, y recordó que "se está vulnerando sistemáticamente el derecho de los consumidores a la movilidad”. ¿Qué pide exactamente el Síndic? Pide inversión.

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“No es una cuestión puntual”, subrayó. “Hay un déficit de miles de millones de euros en inversión que ataca los derechos de toda la ciudadanía”. A Ribó le resulta alarmante no detectar ni siquiera la voluntad de subsanar el problema, y avisó de que más importante que el traspaso total de competencias, lo que es fundamental es la asignación de recursos. “Hace falta tener una competencia global sobre el sistema por parte del Govern, pero si no hay inversiones, el problema seguirá siendo el mismo”, declaró. “Con las competencias transferidas aún habría que solucionar lo básico, que son las carencias en inversión”.

MÁS QUEJAS SOBRE LA RMI

El informe del Síndic pasa por temas que han sido recurrentes desde el inicio de la crisis y que siguen suscitando preocupación entre los ciudadanos, por ejemplo la Renta Mínima de Inserción (RMI), que aglutina quejas referidas sobre todo a las demoras en el pago. “El Síndic recomienda que se mejore la gestión sobre estas rentas”, dijo. En general, un tercio de las reclamaciones que recibió la institución tienen que ver con deficiencias en los mecanismos de protección social, incluidos la gestión de la vivienda protegida y el acceso a los servicios básicos. Sobre eso, la pobreza energética, el Síndic pidió algo que parece de Perogrullo, pero evidentemente no lo es: definir qué es con exactitud. Una definición clara, añadió, permitiría gestionar mejor el problema.

Ribó explicó que el año pasado la institución que preside superó por primera vez la barrera de las 10.000 quejas ciudadanas, y que estas versaron sobre tres temáticas precisas: políticas sociales, consumo y calidad democrática. El Síndic se felicitó de que las quejas sobre temas lingüísticos representen menos del 0,5% del total, y dijo que este dato refleja la consolidación de “un régimen de convivencia lingüística que es ejemplar y que hay que preservar”. También se mostró satisfecho porque la tasa de aceptación de las recomendaciones del organismo ha subido al 98%.