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El sincrotrón Alba se estrena con su primer experimento

A. MADRIDEJOS / M. CATANZARO / Cerdanyola

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El singular edificio que acoge el sincrotrón Alba, junto al campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), presenta todavía un aspecto desértico, con poca actividad, pero la situación es diferente en su interior: por fin, tras dos años de pruebas y calibraciones, los haces de luz han empezado a realizar esta semana los primeros experimentos científicos con fines concretos. Viajando a 300.000 kilómetros por segundo, atraviesan la materia y desentrañan su estructura interna.

La gran infraestructura se ha estrenado analizando el comportamiento de unos sorprendentes materiales superconductores, según una propuesta conjunta de la UAB y el CSIC, y ya tiene un calendario de encargos hasta finales de año. «Hemos recibidos 203 propuestas de grupos que quieren utilizar el sincrotrón para sus trabajos, pero desgraciadamente no hemos podido dar horas más que a 50», explica Inmaculada Ramos, responsable de la oficina de usuarios. El problema es que el sincrotrón crece más lento de lo que desearía la comunidad científica y sus propios gestores. Es la crisis, por supuesto.

Con el presupuesto congelado, el sincrotrón difícilmente podrá acoger las 32 líneas de luz (y sus respectivos laboratorios de análisis) previstas en los planes iniciales, cada una con unas prestaciones concretas. El edificio y el circuito circular por donde discurre la luz están acabados, pero las líneas son esenciales para poder sacar rendimiento a la infraestructura. Por ahora solo es operativa la primera -bautizada como Boreas-, una segunda está prácticamente acabada y hay financiación para tener listas otras cinco antes de finales del 2013. Más allá empieza la nebulosa.

COMPETIDORES / Las líneas son punteras en sus campos de análisis, pero pueden resultar ser pocas frente a los sincrotrones competidores en Francia (Soleil) o el Reino Unido (Diamond), inaugurados en fechas recientes y que este año esperan llegar a 29 y 15 líneas. En cualquier caso, como explica Gastón García, presidente en funciones de Alba hasta que se acabe el proceso para designar al sucesor de Joan Bordas, además de las siete líneas consolidadas hay dos más ya aprobadas, pero pendientes de fecha de ejecución, y una gemela de una ya existente (dedicada a cristalografía de proteínas) que «se construirá si hay demanda».

«Más que concentrarse en el tamaño, la estrategia es mantener posiciones de liderazgo en las salidas de luz que tenemos activadas y que las nuevas que se hagan sigan siendo punteras». Sin embargo, asume García, es cierto que si hubiera un parón largo en el crecimiento «habría riesgo de quedarse atrasados». Los aproximadamente 16 millones de euros de mantenimiento anual, que aportan a partes iguales la Generalitat y el Estado, no se han recortado, pero falta una inyección millonaria para acometer las futuras líneas.

La línea Boreas está dedicada a estudios espectroscopicos con rayos X, «con posibles aplicaciones en materiales de uso común como sensores, componentes de ordenadores y memorias magnéticas», resume Manuel Valvidares, científico del sincrotrón Alba que asesora al grupo del CSIC y el UAB en sus investigaciones sobre superconductores. «La calidad de los datos es casi comprable a la que se obtiene en el sincrotrón internacional de Grenoble (Francia) e igual o mejor que el de Berkeley (EEUU)», prosigue Valvidares, que ha trabajado en ambas infraestructuras. «Estamos muy satisfechos de la calidad de los datos y del comportamiento del sincrotrón», sintetiza.

De las 203 solicitudes para trabajar en Alba, el 20% llegaron del extranjero: 30 de Europa y 6 de Asia y América. «Es importante que hayamos recibido solicitudes del extranjero. No han esperado a ver cómo funcionaba», dice García. «La demanda confirma que el sincrotrón es técnicamente competitivo», añade Ramos.

LA ASIGNATURA PENDIENTE / Aunque ya se esperaba en una primera fase, la gran asignatura pendiente sigue siendo atraer al sector privado. «Hay declaraciones de interés explícitas por parte de algunas empresas, y en algunos casos el diálogo es muy avanzado, pero aún no hay fecha para experimentos industriales», reconoce el director en funciones. García insiste en que este año se va a emprender una campaña de promoción para atraer el interés del tejido empresarial.

El estudio inicial de la UAB y el CSIC en la línea Boreas empezó la semana pasada y concluirá el próximo domingo. El profesor Josep Ros y los investigadores Marta Vilardell y Eduardo Solano, junto con Valvidares, trabajaban ayer intentando aprovechar al máximo el tiempo disponible. A partir del lunes vendrán otros investigadores y emplearán la misma luz, pero harán experimentos muy diferentes.