REPERCUSIONES DE LA INAUGURACIÓN DE LA ALTA VELOCIDAD

Sin último Talgo a París

Colores distintivos. Un Talgo III RD Camas, uno de los primeros trenes con rodadura desplazable que podían viajar por Francia y España.

Colores distintivos. Un Talgo III RD Camas, uno de los primeros trenes con rodadura desplazable que podían viajar por Francia y España.

CRISTINA BUESA
BARCELONA

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Paco Serrano le llamó para pedirle permiso y él, claro, se lo dio. No obstante, le avisó de que no fuera exagerado, que con siete u ocho petardos y un par de bengalas ya había suficiente. «Estábamos muy ilusionados. Queríamos hacernos la última foto a bordo del tren y no nos hemos podido despedir de él», lamentaba ayer Víctor García Corbalán, jefe de circulación de Talgo en Barcelona. Paco es el operario de la empresa destinado en Portbou (Alt Empordà), el único que quedaba allí y que ahora se queda sin puesto en el otrora nudo ferroviario, que languidece con la pérdida continua de servicios.

Víctor autorizó a Paco para que, cuando él mismo pasara con el último Talgo 'Joan' Miró Barcelona-París por el cambiador de Portbou, les saludara con pirotecnia. La ocasión lo merecía. Pero ese viaje nunca se producirá. Una huelga de los ferroviarios franceses anunciada por sorpresa el martes ha provocado que el último trayecto entre las dos ciudades, el que estaba previsto que saliera hoy de la Estació de França a las 19.55 horas y alcanzara París-Austerlitz a las 8.37 horas de mañana, se anule.

«Se veía venir»

Así que el último que partió de la capital catalana lo hizo el domingo, llegando a la mañana siguiente a París. Ningún responsable político fue a despedirlo ni a recibirlo. Solo los románticos del tren llorarán su pérdida, tras casi 40 años de servicio. El mítico tren-hotel que circulaba de noche y que en 1974 supuso toda una revolución deja las vías para dar paso a la modernidad del AVE, que este domingo estrena conexión directa entre la capital francesa y Barcelona sin necesidad de transbordo en Figueres.

«Lo veíamos venir hace tiempo. En Francia había muchas huelgas, obras, cambios constantes de horarios. Ha sufrido mucho y comercialmente se ha resentido», analizaba ayer el director de la base de Sant Andreu y Can Tunis de Talgo, Mariano de la Vega. «Es una pérdida muy grande, da mucha pena, pero mientras se cierran unas puertas se abren otras. Ha estado pasando ininterrumpidamente por Portbou todo este tiempo y la nostalgia es inevitable», admitía.

Pasajeros ilustres como Dalí

Las crónicas periodísticas de 1974 resaltaban el «alto concepto de servicio» que suponía trasladarse en una cabina con literas, lavabo y aire acondicionado y donde se podía cenar en un restaurante con mantel de hilo, algo que se mantenía en la actualidad. «Pasar de un país a otro sin sufrir los inconvenientes de un transbordo es una meta conseguida muy de acuerdo con las exigencias del mundo moderno», destacaban los diarios de la época para explicar cómo se cambiaba del ancho ibérico (1,67 metros) a los 1,44 del estándar europeo.

«Seis meses antes de la inauguración, que fue en mayo de 1974, hicimos un viaje de prueba con una presentación en París», rememoraba ayer Víctor García. Este empleado de Talgo describe que los pasajeros que en aquella época elegían este transporte eran sobre todo de negocios: «Muchos pertenecían al mundo de la moda y se desplazaban para asistir a desfiles». También había personajes ilustres, como Salvador Dalí, con quien compartió algunos trayectos y del que  subraya que era «muy amable» y que había hecho algunos bocetos en la carta del restaurante a miembros de la tripulación.

El de Madrid también cae

Víctor, de 60 años, se considera a sí mismo una «reliquia» de su empresa. Es el que lleva más tiempo del centenar de trabajadores que hay en Catalunya. Vio el primer Talgo Barcelona-París y quería vivir el último de esta noche, pero las reivindicaciones de los asalariados de la Société Nationale des Chemins de Fer Français (SNCF) han dado al traste con su ilusión.

Por protocolo interno, los mecánicos de esta empresa jamás han dejado un tren solo, aunque estuviera averiado o las condiciones meteorológicas fueran adversas, algo parecido a lo que sucede con el capitán de un barco. Han sido los guardianes de unas unidades que se mantienen en el recuerdo de muchos por los tradicionales colores rojo y gris plateado, que correspondían a los Talgo III RD, aunque desde los años 80 se habían ido sustituyendo progresivamente por otras series, alternando locomotoras francesas y españolas.

La alta velocidad de la nueva Renfe-SNCF se carga, además del 'Joan Miró', el 'Francisco de Goya', que hacía Madrid-París. Y los que cubrían el trayecto a Montpellier, que solo se hará con AVE, abandonando el mítico Talgo.