Gente corriente

Sílvia Serra: «Mi pareja me dijo: 'Creo en ti. Hagámoslo juntos'»

Es pintora, fotógrafa, tiene dos hijos, uno en camino, y ha vivido en medio mundo.

«Mi pareja me dijo: 'Creo en ti. Hagámoslo juntos'»_MEDIA_2

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CATALINA GAYÀ

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-Francia, Alemania, Holanda, el Reino Unido, Tailandia. ¿Tiene 35 años? 

-Nací el 4 de octubre de 1978. Los primeros cinco años los pasé en Ripollet, y luego me fui a vivir con mi abuela a L'Hospitalet.

-Y se fue de Barcelona muy joven.

-A los 19 años me fui a Francia. Quería estudiar francés, aquí me había formado como azafata porque quería aprender idiomas. En Francia hacía de canguro. Después me fui a Alemania y ahí estuve unos ocho meses. Aprendiendo alemán.

-Espere, ¿cuántos idiomas habla?

-El alemán no lo hablo muy bien porque me fui a Holanda, donde estuve dos años. Hablo holandés, que me gusta mucho.

-¿Y a Holanda?

-Llegué porque durante una semana que bajé a España conocí a un holandés, un fotógrafo, y me fui con él. Al principio posaba para él, pero lo que me gustaba era hacer la foto. ¡Le hablo de 1999 y el digital no existía! Recuerdo los químicos en la boca.

-Y trabajaba

-Sí, en un call center. Luego me fui a Nike.

-Tenía 21 años. ¿Qué diferencias hay entre los jóvenes que se van ahora y los de su generación?

-Me parece bastante similar. En mi caso, yo estaba enfadada con lo que veía. Era una niñata, pero veía a un país atrasado. Lo comparaba con los países de fuera: educación, oportunidades, justicia, poder adquisitivo, paro... No quería formar parte de eso y quería ver otras culturas. Estuve cinco años fuera.

-Siga.

-De Holanda me fui a Dinamarca. Ahí me di cuenta de que los países avanzados también tienen carencias, y con la que era mi pareja decidimos ir a un país en vías de desarrollo. Fuimos a Tailandia, donde trabajé en una escuela como maestra en inglés.

-Y regresa.

-Me quedé embarazada en Tailandia. Queríamos ir a Costa Rica, pero ya no quería ser Willy Fogg con un crío y nos fuimos a Londres. Ahí nació mi hijo. Regresé a España como algo temporal, y ya llevo más de 10 años aquí.

-Encontró trabajo.

-Sí. Hablo idiomas, así que fue fácil, pero esos trabajos me aburrían mucho.

-¿Cómo regresa al arte?

-En el 2009 conocí a Sergio, mi pareja, y me dijo: «Creo en ti. Hagámoslo juntos». En ese tiempo trabajaba como secretaria de dirección y era infeliz. Me preguntaba: ¿Por qué vivo la vida de otra persona con lo difícil que es vivir la vida de otro?

-Y montan una galería de arte.

-Montamos The Attic, en la calle Mirallers, cuando todo el mundo bajaba persianas.

-¿Funcionó?

-Sí y muy bien. Todo el mundo me decía que no funcionaría, pero viví cuatro años de la galería. La acabamos de traspasar, pero por un tema personal mío.

-¿Cómo quiere cumplir los 36 años?

-Quiero cumplirlos aquí, pero cambiaría muchas cosas. Somos un país de gente que se queja en los pasillos y que pierde la fuerza quejándose.

-Siga.

-Yo creo que tus aspiraciones te las trabajas tú y que no puedes decir «el país no me deja». No pienses que lo que le sucede al vecino te pasa a ti, porque esto encoge el pasillo por donde tienes que pasar.

-Ahora empieza una nueva etapa.

-Fines de semana en el Mercantic y, entre semana, ocupándome del pequeño que viene y pintando en casa. Y viajaré una semanita para hacer fotos.