Un 7% de los niños padecen trastornos en el lenguaje

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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Es como si tuvieran un idioma propio, "como si fueran extranjeros en su propia lengua", ilustra Pepe Suárez, padre de un niño con un trastorno específico del lenguaje (TEL). "Ellos, los pequeños, tienen claro qué quieren decir, pero no encuentran las palabras, se esfuerzan mucho para decir algo pero muy pocas personas, generalmente solo su núcleo familiar, les entienden", cuenta Imetxe Escuín, miembro de Atelca, la asociación que agrupa a las familias de menores aquejados de TEL en Catalunya. Son, por su aspecto, niños sanos y sociables, que juegan y se muestran por lo general muy cariñosos... pero que no hablan.

”Su problema es el lenguaje, son chicos que no sufren ninguna discapacidad ni intelectual, ni funcional, ni emocional. Y aquí, como en tantos otros trastornos, la detección precoz es determinante. Si se les trata desde una edad cuanto más temprana mejor, acaban comunicándose perfectamente”, subraya Llorenç Andreu, profesor, psicólogo y director del máster en Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “Habitualmente, la detección la están haciendo los maestros”, señala Pepe Suárez.

Lo malo, confiesa Andreu, “es que, en muchos casos, no es hasta alrededor de los cinco años cuando se ve claramente la diferencia entre un niño que sufre un trastorno específico y un niño que es simplemente un hablante tardío”. De hecho, indica el especialista, “un 25% de los menores que tardan en empezar a hablar acaban presentando un trastorno del lenguaje”.

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Eso sí, “ya antes pueden intuirse algunos signos evidentes: el vocabulario de los niños con TEL es más pobre, cambian el orden de algunos fonemas y les cuesta expresarse”, precisa. El hablante tardío, aclara el profesor de la UOC, “consigue ponerse al día, su evolución, aunque le haya costado más tiempo arrancar, termina siendo la de un niño normal y a los cinco años no suelen presentar retrasos significativos”.

“MAMÁ, CAE”

Ese tiempo perdido en el diagnóstico, las dificultades para distinguir entre lo que es realmente un trastorno y lo que no lo es, constituye un tiempo precioso. Es el que puede determinar que un chaval “a los 8 años, para decir que se le ha caído un juguete y que pide que se lo recojan, lo único que sea capaz de decir es: ‘mamá, cae’ y señale porque es consciente de que no sabe hablar”, remacha Imetxe Escuín.

En torno a un 7% de los menores sufren algún trastorno del lenguaje, ya sea de tipo comprensivo o expresivo. El TEl es muy hetereogéneo, su espectro es amplísimo. “Están los que afectan a la fonética y la fonología, es decir, a los sonidos, y los que son de carácter semántico o de vocabulario, que dificultan el aprendizaje de nuevas palabras”, detalla Andreu. También están, prosigue, los trastornos que trastocan la sintaxis o la estructura de las frases y los pragmáticos o de uso del lenguaje.

"Los padres han de tener claro que es una afectación en el desarrollo del lenguaje oral de sus hijos y que teóricamente no deberían aparecer problemas severos de conducta, no debe aparecer aislamiento social y que hay una audición adecuada”, describía recientemente la psicóloga madrileña Raquel Ayuda, en una charla a padres afectados. “Son tan inteligentes como cualquier otro niño”, apostilla el investigador de la UOC.

VÍCTIMAS DEL 'BULLYING'

La realidad dice que, pese a eso, los niños afectados con algún problema de desarrollo del lenguaje acaban, al no poder comunicarse como los demás, convirtiéndose en niños retraídos, cerrándose en sí mismos. “Son carne de cañón para el acoso escolar”, advierte Suárez. “A Atelca han llegado casos de adolescentes de 13 años que estaban pasándolo fatal, no solo con los compañeros, sino también por las dificultades que tienen en seguir las clases”, explica este padre, que fue, en el 2012, uno de los promotores de la asociación en Catalunya.

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Raquel Ayuda trata de explicarlo con un ejemplo sencillo. “Imaginaos por un momento que os llevan a la China y que, claro, no sabéis chino. ¿Cómo haríais para que os comprendieran? ¿Lo pasaríais mal? Y como los chinos no os entienden, os empezaríais a enfadar, ¿no?”, relataba la psicóloga en su conferencia, recogida en la documentación que ofrece la Conselleria d’Ensenyament en su web para padres y profesores.

¿Qué produce estos trastornos? Durante años se atribuyeron a un “funcionamiento cerebral más lento, a una cuestión de aprendizaje”, afirma Llorenç Andreu. Las últimas investigaciones están apuntando, sin embargo, a lo que los expertos denominan “un déficit procedimental, un problema en la memoria que permite aprender los patrones”, indica.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"\u00bfC\u00f3mo ayudar a ese hijo que no habla?","text":"El diagn\u00f3stico suele llegar muchas veces cuando el menor ya es capaz de percibir que algo le ocurre. \u00bfC\u00f3mo ayudar a ese hijo que no habla y que se enfada de pura frustraci\u00f3n? Aunque cuesta, los afectados con un trastorno pueden optar a apoyos escolares especiales de psic\u00f3logo y logopeda. Una de las batallas que tienen las familias es intentar que la administraci\u00f3n agilice estos refuerzos educativos."}}