POLÉMICA EN TORNO A UN TABÚ

El sexo de la Iglesia

Protesta 8 Manifestante con un preservativo en la plaza de San Pedro.

Protesta 8 Manifestante con un preservativo en la plaza de San Pedro.

ANTONIO M. YAGÜE
MADRID

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Mientras arrecia la polémica en torno al informe vaticano y sus denuncias sobre corrupción y sexo, numerosas voces de la comunidad católica consideran que la jerarquía vive de espaldas a la realidad social y piden un cambio radical en su visión de la sexualidad y la condena furibunda de la homosexualidad. Representantes del movimiento Redes Cristianas y de asociaciones de gais creen que la defensa de que el sexo solo es lícito para procrear lleva a parte de la propia jerarquía a vivir la sexualidad de forma secreta y, con doble moral, a una estigmatización que carece de base tanto en el plano de la antropología como en el de la fe cristiana.

EL CELIBATO Exigencia rigurosa en Occidente

Dicen los historiadores que el sexo no era tabú para los primeros cristianos, hasta que se impuso la idea de que el celibato era superior al matrimonio. El caso es que la Iglesia mantiene esa rigurosa exigencia a los sacerdotes y religiosos. «Debería ser opcional. De hecho, solo se da en la Iglesia occidental. El Vaticano hace la vista gorda en otros continentes», asegura Federico Pastor, presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. A su juicio, Roma lo impuso y lo preserva tanto por razones económicas -es más barato mantener curas solteros- como para asegurar más dedicación. Para Evaristo Villar, portavoz del Foro de Curas de Madrid, «no hay razón teológica, ni se puede probar que la tarea de un célibe sea más exitosa». «Que lo sea solo el que quiera por motivos de fe, como otros deciden serlo para consagrarse al arte o la ciencia», propone.

LA SEXUALIDAD Oscuridad, represión y homofobia

Aurelio Lepe, coordinador de asuntos religiosos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Flgtb), y Jordi Valls, consiliario de l'Associació Cristiana de Gais i Lesbianes (Acgil), coinciden en que el escándalo del informe es una muestra de «doble moral». «Es sabido que hay sacerdotes y obispos homosexuales y que tienen relaciones», aseguran. «Pero la jerarquía no quiere verlo. Viven mal su homosexualidad, de forma oculta, con problemas de conciencia y sentimiento de culpa. Y de ahí deriva su homofobia», subraya Valls.

Otras iglesias cristianas son más pragmáticas. Alfonso, del movimiento Cristianos de Base de Madrid, recuerda que conoció en Oslo a un pastor luterano transexual y un párroco casado con el alcalde. El teólogo Pastor sugiere que el Vaticano «al menos podría hacer la vista gorda y no excomulgar a los homosexuales». Pero la doctrina católica sostiene, y la jerarquía no se harta de repetirlo, que vida humana y sexualidad son inseparables y sagradas. Así, la actividad sexual extramatrimonial viola el propósito de la sexualidad humana. Y exige a sus miembros que no practiquen la masturbación, la fornicación, el adulterio, la pornografía, la prostitución ni actos homosexuales, y que no usen métodos anticonceptivos. Intervenir en un aborto puede acarrear la excomunión.

OBISPOS ESPAÑOLES Condena monolítica de las bodas gais

Los obispos españoles se han significado en su condena de las uniones de personas del mismo sexo. El de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, en una homilía por TVE, consideró a los homosexuales unos pobres diablos enfermos que pasan la vida en un infierno o se arrastran por el fango del pecado. También la Iglesia protestante -que en cambio admite a mujeres entre los pastores y el celibato opcional- los aborrece, pero es mucho más moderada, según Carlos Osma, cristiano protestante y gay. «Es triste que las iglesias -lamenta- no vayan por delante en la defensa de los derechos de las personas».

LA RELIGIOSIDAD DIARIA Cada vez más lejos de los fieles y la gente

Los 200 grupos que forman Redes Cristianas creen que es el momento de que la Iglesia se ponga al día. «Hay una distancia cada vez mayor entre los fieles cristianos y lo que se dice en la jerarquía», constata su portavoz, Raquel Mallavibarrena. «La gente no entiende la cerrazón sobre la sexualidad y el papel de la mujer. De la doctrina cristiana no se deduce lo que dicen ellos», defiende. Incluso en muchas parroquias -excepto las dominadas por sectores más conservadores, como Legionarios de Cristo o el Opus Dei- los homosexuales van a misa con sus familias y, según sus representantes, el cura no suele poner problemas. «Salvo que quieran llegar a obispos. Las actitudes homófobas solo se explican por el miedo que se ha instaurado en la Iglesia, una especie de 'el que se mueva no sale en la foto'», asegura Valls.